26 enero 2007

Javier Acosta

















mencionado por
Julián Herbert

Menciona a
José Eugenio Sánchez
Juan José Macías
Luis Armenta Malpica
Benjamín Valdivia
Julián Herbert






Bio-bibliografía

Nací en Estancia de Ánimas en 1967. En el 2000 obtuve el premio nacional de poesía Luis G. Ledezma con el Libro del zepelín, el Bigben y un pescado; pero es hora que los convocantes no publican el libro, incluso desaparecieron el premio. En diciembre de 2006 me dieron el cheque del premio nacional de poesía Ramón López Velarde por el poemario Regla de tres.

He publicado: Allen, tómate una tableta de eucalipto en la editorial Dos Filos/UAZ, 1994. Melodía de la i, Instituto de Cultura/Ayuntamiento de Zacatecas, 2001. El almirante busca una casa de renta. Sindicato de Personal Académico/ Facultad de Letras UAZ, 2003.


Algo así como una poética

Un día me dijo un poeta que lo mío era “poesía imperceptible”: todavía no me repongo, ni sé cómo escribirla.



Poemas


1. De Melodía de la i






Algoritmos para trazar la curvatura del empeine

Al fin de cuentas repito solamente
el plan trazado por tus tatarabuelos
Te miro y pienso en tantos rebaños
en tantos cargamentos de especias
En todos esos pretendientes
que regresaban de ultramar
Coleccionistas de arcaicas estatuillas
de las islas Cícladas. Te miro
Imagino excursiones de ácaros
a la voluble simetría de tu cuerpo:
ir y venir por las tranquilas
avenidas de tu respiración
Imagino tus senos de adolescente
apenas separados por la ley del menor esfuerzo
o los rudos trabajos aeróbicos
a los que ha sido sometido el bajo vientre
Pero en el culo ―amor―
obra exclusivamente la mirada
la pupila adiestrada del abuelo
Su búsqueda incansable entre tantas
magníficas versiones
su giro involuntario sobre el hombro
Y tu pobre muchacho
repite para sí
el inventario tierno de tu voz
el esmalte dental
los intermitentes hoyuelos
la faraónica curvatura del empeine
Todo para llegar a la sagrada asignatura
a la exquisita geometría de los glúteos
las atlánticas nalgas
que vienen de una abuela
que ―exageremos―
recogía frutos en África Central
según los paleontólogos.




2. De Regla de tres


Tom Waits ha estado bebiendo

The piano has been drinking, not me.
T. W.

A poca gente agradan sus canciones,
ni siquiera al mesero, ni a las minifaldas,
si acaso a mí,
cuando Tom Waits se embriaga como un piano
y me caigo al escote de mujeres que fuman.
Cuando mi amor huye a Los Ángeles,
cuando degüella el pavo de año nuevo y las estrellas
depilan sus muslos con neblina.
Los perros y las perras
aúllan
para que el frío no muera de catarro.
Pero
mis pantalones se orinaron, el vómito se ahoga en el retrete.
En el congelador está mi oído izquierdo, el derecho confiesa
que tampoco le gustan las canciones
y el piano de Tom Waits
sigue borracho.
Yo envío por correo mi cuello a California
Alguien escribe el remitente con saliva.
Mi boca está en el suelo,
a la navaja de afeitar le crece óxido en la ingle,
el agua tibia se fugó a Malpaso,
el refrigerador fuma de nuevo,
el frío tiene enfisema, el pubis rubio las estrellas.
Tararea la neblina
que alguien tiene axilas de tomillo
que Horacio ha estado bebiendo. Not me.

No he sido yo. Tom Waits. No yo.
Not me, not me.




3. Parecido en la revista Funes


Fotografía en el Coliseo


Yo comencé a engordar en autobús
Antonio Reyes



Los cuatro días que estuve en Roma fui delgado
lo dicen las fotografías y mi cara de ahora melancólico
Me detenía a lavarme en cada fuente
los pies y a enjuagar la cámara de fotos. Y cada media hora
recorría el cinturón un agujero. En una trattoria
en la frontera con el Vaticano no quisieron cobrarme
me despidieron con un beso en los labios de propina
En rápido español o en italiano lento —ahí sí que da lo mismo—
me dijeron los pies cuántos pasos faltaban
para llegar al Colosseo. Ajá pensé: el Coliseo
Atrás de mí buscas en Roma a Roma peregrino
entre ronquidos de motocicleta
se puede ver el Coliseo mientras exista Roma
Yo estoy ahí diciendo whiskey y la fotografía
papa o patata. Dopo volví a engordar
como una leona alimentada con cristianos
Todo para que el Papa me escribiera un telegrama
con veladas protestas entre puntos y rayas
Ya no éramos amigos y un beso de mi puño y letra
le mandé en estampillas:
Y Roma sigue en pie y yo cuento los días
Buscas en Roma a Roma y a Roma no la hallas
Buscas a Roma en Roma oh peregrino.
(No quería ser menos)

9 comentarios:

Rodrigo Castillo dijo...

Javier, qué gusto tenerte en Las Elecciones¡¡¡ debo aclara que he tenido un poco de broncas con las cursivas pero lo solucionaré pronto. un saludo¡¡¡

Anónimo dijo...

EA!

Buen trabajo con los tres poemas, un gusto leerte.

Anónimo dijo...

HOLA CHIQUITIN!!!! TE ACUERDAS DE TU AMIGA ARACELI DE ASTURIAS (ESPAÑA)? LLEVO AÑOS INTENTANDO LOCALIZAROS TANTO A TI COMO A SONIA Y AHORA GRACIAS A INTERNET Y CON TU LIBRO TE HE ENCONTRADO. OS ECHO MUCHO DE MENOS Y ME ENCANTARIA TENER NOTICIAS VUESTRAS.CONTESTAME PORFA.MI CORREO ES. araceliaap@hotmail.com
UN ABRAZO ENORME Y MIL BESINOS X 2

Anónimo dijo...

araceli, qué gusto, me he tratado de comunicar contigo, mi correo es
javierae@hotmail.com

(perdón por usar el blog para uso personal)

Anónimo dijo...

Hola Javier, navegando en la red me tope con "hay un dios para dios", que lo lei en mi copia que me regalaste de "melodia de la i" por ahi cuando tenia 11 años. Dedicare tu poema (espero con exito) a una chica, me alegro de conocer personas como tu, mi madrina, mis padres, entre otros, que para mi todos son familia.
abrazos...
Saludos a mi madrina y Chevito.

Javier Acosta dijo...

¡ese Pais!
¡viva la familia!

Anónimo dijo...

Hola, Javier. Qué gusto hallarte luego de años. Sigues siendo ese mismo dignísimo poeta; tu pluma o tu teclado siguen bebiendo. Yo bebo también pero barato, bacardí blanco cuando más; ya imaginarás el resultado. Creo que mi mejor momento fue cuando leí un poema tuyo en el Zócalo, circunstancialmente: ¿sabes ya quién soy? Me tomé la libertad de exponer el texto tuyo sobre mi libro en mi blog personal, ojalá no te moleste. Mando un abrazo.

Anónimo dijo...

Qué onda Sergio!
un abrazote.
javier

Vigil dijo...

Recién leo un comentario sobre tu libro, , de Juan Domingo Argüelles, que publicó hoy en La Jornada Semanal. Quisiera leerte más: ¿tienes un blog?