25 marzo 2007

Carlos Reyes














mencionado por
Carlos Velázquez

menciona a
José Vicente Anaya
Marco Antonio Jiménez
Rolando Rosas Galicia
Miguel Ángel Morales Aguilar
Eduardo Langagne


bio-bibliografía

Carlos Reyes Ávila. Torreón, Coahuila. 1976. Estudió Comunicación en la Universidad Autónoma de Coahuila y la Maestría en Filosofía en la Universidad Veracruzana. Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Coahuila en los ciclos 1999-2000 y 2002-2003, en la categoría de Jóvenes Creadores. En el 2000 ganó los Juegos Florales Nacionales Ma. del Refugio Prats de Herrera convocados por la Casa de la Cultura de Tuxtepec, Oaxaca, y en el 2003 el Premio Nacional de Poesía Tijuana. Ha publicado su poesía en La Jornada Semanal, El Financiero, Diario de Xalapa, La Opinión Milenio, Revista Tierra Adentro, Alforja, el Poema Seminal, Revista Clepsidra, Revista Literal, y Estepa del Nazas. Es autor de Luna de Cáncer, 1999 (ICOCULT), Donde oficia la sangre, 2001 (Dirección Municipal de Cultura, Torreón), Habitar la Transparencia (ICOCULT) 2003, el libro de poesía infantil Aprendiz de volador (Dirección Municipal de Cultura, Torreón) 2003, Claridad en sombra, 2004 (IMAC de Tijuana) y Arthasastra (Arlequín / Dirección de Cultura de Torreón, 2007)


Poética


Jamás he tenido poética alguna. La experiencia de la poesía en mi caso tiene sólo una constante: el constante cambio. Como un cazador me mantengo atento a su rumor, aprendo a percibir, intento volverme humilde para aprender a escuchar lo que me dicta. En cuanto al oficio, sólo pienso que uno tiene que darlo todo por la poesía, entregársele a ella sin importar lo que tenga que sacrificar. Para aprender a volar tengo que abandonar las cargas innecesarias, uno tiene que hacerse de aire y dejarse llevar. Y en el último de los casos, lo único que busco en la poesía es: mortificar. Al igual que los grandes poetas me han mortificado a mí. Sólo pienso en devolver lo que he recibido. La poesía es eso para mí, un ejercicio en el que uno nunca posee, solo devuelve.


Poemas

LA LARGA NOCHE DE LOS NUEVE SENDEROS
O NOVENARIO EN LA CAMA



Preliminar

Para estos tiempos puede decirse que el amor ha muerto. Que lo hemos abandonado, que en la cama ya no hay dos, sino uno más uno, cada quien por su lado jugándose en la piel del otro. Se ha terminado el tiempo de las comuniones. Esa danza de los amantes figura hoy como triste recuerdo. Por eso entrego este novenario y su silencio, llorando la muerte de nuestros amantes.

I

Cuerpo a cuerpo los amantes se consiguen mutuamente, no en la entrega sino en el rigor preciso de las formas cadenciosas, y es porque ambos saben que lo importante entre las sábanas es la contención, no la inmediata entrega. Expanden sus límites, luego los comprimen, siguen el ritmo propio de los cuerpos cuando ya ambos son una prolongada afirmación. Luego entienden que para llegar a la consecución de los fines es necesario el rigor, la disciplina y la práctica mortal. Se aventuran a transgredir sus propios límites, a no andar sobre sus mismos pasos y es cuando al mirarse a los ojos descubren que el otro también lo sabe. Es el límite intenso, el rigor. Los amantes están listos para un nuevo paso.


II

Los amantes se conocen por su propio cuerpo y descubren que piel adentro algo se apodera de sus voluntades. Es el cuerpo el que habla, el que ha cobrado autonomía. Explosiones en sus músculos marcan el pausado ritmo de sus movimientos. Descargas internas les anuncian de sus propios límites, entonces uno mira en el otro el anuncio, la autorización y el ruego. Ambos fluyen como camino de doble sentido. Es el oleaje justo de los cuerpos invocando la noche presurosa.

III

En el encuentro los amantes son cómplices de un milagro compartido, es la muda seducción de los cuerpos, el cortejo donde uno narra al otro con el roce de la piel su propia historia. Los amantes depositan a la orilla de sus labios el relámpago de sus promesas. Se dan, se resisten. Ambos crecen en su propio anuncio. Clarean sus límites y posibilidades, y así se van, dándose sin dar, llevando siempre la entrega a punto.

IV

Llega el momento en que la pareja aprende a conocerse a través del otro. El amante mira cómo ella se relaciona con su propio cuerpo. Examina delicadamente y con pasión sus capacidades. Ella se ofrece en miradas sordas diciendo más de su historia que lo que su piel divulga. Ella es algo más que esta desnudez a ciegas. Cada caricia es entonces un verso más que ambos escriben y descifran en la piel del otro, y así se aprenden juntos, como cielo y tierra a través del ave. La pasión de los cuerpos se convierte en el misterio que lentamente se les revela. Al hacer el amor, uno entrega al otro un secreto muy íntimo y casi siempre oscuro.

V

Ya en este punto todo se vuelve un delicado desaprender. Ya no resulta necesario el rigor, ni la contención, ahora todo es un largo suceder, y ambos se arrojan sobre las inercias de la carne, pues esto se vuelve un acto de confianza, tanto en el amante como en sí mismo. Ya nada entonces es medido por el tiempo, sino por los sonidos de altas y bajas intensidades, largos o cortos jadeos, murmullos precisos, alientos sonorizados. Luego ella parece dirigirse como si obedeciera órdenes internas o acatara misteriosas indicaciones. Es entonces cuando el amante se percata de que es su cuerpo el que emite las señales.

VI

Entonces surge la metamorfosis de los cuerpos ante la dulce exigencia del amante. Es cuando uno se descubre actuando de maneras inimaginables. El uno se ha vuelto el otro y así desean de distinta forma que antes. Se elevan y al elevarse se funden y se difunden para transformarse nuevamente. Ambos son llamas que se conjugan, cascada de cuerpos y caricias. Ella cae inagotablemente en él. Y ya sin importarles quién es quién aprenden a andarse, a dejarse ser el uno en el otro.

VII

Premonición de placeres máximos es la sensación de juego. El juego de los amantes, el placer de los placeres. Sin intención ni perspectiva: el gratuito goce. Un placer que se disfruta en sí mismo como el último y el supremo. Los amantes han sido bendecidos por el toque de la magia. Entre sus cuerpos se ha forjado un encantamiento. Juegan a gozarse. Ella es el hechizo que seduce al amante, preso ya de su propia magia.

VIII

Ya entonces los amantes entran al nuevo espacio creado por sus cuerpos, se transportan a un nuevo oasis que ya no es el mismo del principio. Están suspendidos en el tiempo sin espacio, en el espacio en que no existe el tiempo: el infinito placer de viajar a un lugar que sólo existe al trenzar los propios cuerpos. Ellos son su propia geografía amante y así se descubren entre ríos y palmeras, se ocultan en las sombras de sus miembros, se bañan en las cascadas de sus aguas germinales. Ella montada en el amante canta la canción del alba. Ella es la canción y la cantante. Ella es él, un nuevo puerto en la antevíspera...

IX

Es aquí donde el viaje carece de retorno, el viaje a los placeres innombrables. Porque nadie ha podido capturarlo en el frío lenguaje de las palabras. Aquellos que lo han intentado se han quedado en sombras mudas. La invisible ilusión de las palabras claudica ante la impresión. Es cuando los amantes simplemente se miran y sin abrir los labios saben que lo han dicho todo. No hay necesidad de malgastarlo en una frase. Mejor aun, retoman fuerza y aliento para intentar de nuevo ingresar a la inagotable espiral de los deseos.



EL DESIERTO NO ES PARA COBARDES

En el desierto todo tiene el mismo nombre
Dios y el diablo viven juntos
y andan de puntillas correteándose las sombras
tentación solar el nombre de tu cuerpo
un cacto da lo mismo espinas que flores luminosas
acá amor y sexo se escriben con la misma mano
libro de arena el corazón se desmorona
para emprender el viaje
en el avance de las dunas
el viento se descubre
- el desierto nunca se detiene
avanza en los círculos concéntricos de la sed
la sed que no ha de saciarse
más que en lenguas amorosas
porque acá el amor es algo duro
es algo de otro mundo
es un asunto que sólo en tus labios
puede resolverse
el desierto está donde mismo siempre
y nunca es el mismo
es la medida del temple de los hombres
el espejo del coraje
porque para amar es necesario ser osado
hay que pasar cuarenta días con sus noches
y resistir las tentaciones
el desierto pone a prueba tu resistencia
tu amante forma de estar en el mundo
en el desierto no hay nada y lo tienes todo
no hace falta cargar maletas
todo lo que hace falta es un corazón maleable
una mujer que te acompañe aunque no esté contigo
porque ella vivirá en tu sangre si el desierto lo decide

acá en Torreón el sol es un asunto en serio
y las mujeres son sirenas de bruñido bronce
si vienes algún día no te asustes no te escames
así es el mundo en el desierto
vivimos demasiado cerca de dios y del diablo
hay que sólo echar un ojo a la laguna
para ver la forma en que se dibuja
tu sombra sobre la arena
descubrirás
que si tienes miedos
el desierto no ha sido creado para ti.



ES SÓLO EL DIABLO EN OTRAS PALABRAS

Ven, muerde, hinca tu diente
que las manzanas y las Hespérides
sucumban a la amable tentación
de una lengua primigenia
ven, embriágate con el alba
ahora que el diablo
sostiene la mañana con un solo brazo
ven, aprendiz de pecadora
a conjugar espantos
en la más sustantiva ruta del deseo
haz que sangre la soledad de púberes amantes
dile amor a su soledad en llamas
a su lengua enfebrecida

¿dónde se te quedó olvidada el alma?
¿en qué rincón fuiste despojada?
ven y abre
la luminosa puerta de tus labios.
¿no ves que entre nosotros se arrastra
una urgente necesidad
que se enciende como una sombra?

ven y atrévete
deja que por tu espalda
descienda éste ángel como un arroyo.
¿para qué tu cuerpo sino para ser acariciado?
violenta un beso, arremete
mira que la belleza misma es una agresión
tu desnudez no cura sino enferma
tu hermosura no pertenece al reino de los ángeles
(sólo los demonios pueden ser tan bellos)

eso que sientes piel adentro
no es algo enfermo
eso es algo del mal que te reclama
no le pongas incómodos nombres.

el deseo sostiene el mundo como una erección
como una negra llama
un cuerpo es bello sólo si se excita
hiere, serás recordada
por labios amantes sólo si los agredes
altera la sangre de varones lastimeros
después del acto humilla
pisotea, engulle,
trágate el ardor de quien en ti se muere
Sé victoriosa
has nacido para devorar
¿qué esperas?
ahora ponte el nombre que mereces
mira a dios de frente
y fáltale al respeto

ahora nena, anda,
anda, simplemente : ve



PUNTA DE LÁPIZ EN RISTRE

Los nombres son los ejes
sobre los que reposa el mundo.

Columnas transparentes
a la orilla de las horas.

Espejos de ciudades:
claridad redonda

Siglos envueltos en llamas:
tigres que se desgajan

¿Las horas tienen rostro o es sólo
el nombre delineándose?

Presencias circulares
van directo a la memoria
y levantan la arquitectura de la ciudad

pero más allá de los jardines
la identidad celebra su danza puntual
donde se deshojan pájaros
y las ventanas enamoran
sonámbulos relámpagos.

Una fuente se desangra
es el sol con sus uñas largas
es el diluvio del silencio
mostrándonos el envés de las palabras.



MARÍA LA JUDÍA
(un oscuro amanecer)


A veces la lluvia vive entre mis labios
a veces el sol nace entre mis muslos:

...en la alquimia de los días
desbordo las pasiones de los credos
y con mi piel envuelvo
el deseo de los hombres.

En el regazo de la santidad
un viento ácimo
me esculpe,
a mí,
María, la judía
amante de la vida,
de su lado oscuro.

Yo que vengo
a levantar incendios
para forjar crepúsculos

Yo
que he tendido
mi vida sobre los abismos
del anonimato
yo que he corrido
en dirección contraria
a las edades
sin temer las culpas del engaño
Yo,
María,
sí, la judía
la que de cerca
conocieron
sólo unos cuantos
mientras todos me nombraban.

Aquella a la que desearon
en las horas frágiles aquellos
mismos que me condenaron a vivir en la
anónima sociedad de los sueños

Sí, yo, la primera
gran Maga de la noche
la poseedora
de las esferas cósmicas

Yo que fui
cada mujer acariciada
por el viento de las aves mudas

María
de día o de noche
Judía por las oblaciones
me despido
llevándome entre los labios
este oscuro amanecer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

si, todo eso que escribiste sobre los amantes es verdad, pura....

creo que eso en lo creemos lo hacemos real asi que cuidado con creer que el amor a muerto.

lo mejor.. que asi sea .

77arcos dijo...

MUY BUENOS!! No conocía a Carlos Reyes. Me lo dejó escrito una compatriota tuya (Neres) en mi blog y encontré tu dirección desde Google. Gracias por compartirlo con nosotros. Un abrazo desde Argentina. El Avispo

Ana Corvera dijo...

me gusta "el desierto no es para cobardes". muy bello lenguaje, con una idea que sale del cliché. saludos y felicidades por el nuevo libro.

Anónimo dijo...

Me encantaron tus poemas, un lenguaje honesto, eso siempre se agradece