24 mayo 2007

Hugo Plascencia















mencionado por:
Luis Jorge Boone

menciona a:
Fernando Carrera
Jorge Esquinca
Luis Vicente de Aguinaga
Luis Jorge Boone
Mauricio Ramírez
Jorge Fernández Granados
Rodolfo Dagnino
Miguel Reinoso
Patricia Medina
Jorge Souza



Bibliografía

Hugo Plascencia

Guadalajara, Jalisco. 1978. Poeta y ensayista. Ha publicado en varias revistas y periódicos nacionales y del extranjero. Fue colaborador del periódico La Jornada. Es coautor de las antologías: Figuración de Instantes, Son de Marzo, Cien Poetas del Mundo, Memoria del Relevo, Voces Varias a Veces Líquidas, Silencio Habituado, y Poesía entre Líneas. Es autor de los libros Razón de Bestia (2004), Ahogar el Grito (2005), Todo es Babel (2006) y Calandrias Underground (2007) Ha participado en varios encuentros nacionales e internacionales de poesía. En el año 2004 ganó el premio de poesía “Palabras Oscuras”. Cursó un diplomado en creación literaria. Fue becario del CONACULTA en el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico del Estado de Jalisco en su emisión 2005 - 2006.




Poética

Poesía no exclusiva de ninguna elite. Los acontecimientos: el ritmo y el miocardio de las calles a la manera de Julián Herbert, Ricardo Castillo, José Vicente Anaya, Ricardo Yáñez, o las Murder Ballads de Nick Cave.



Poemas


Doce campanadas


...vivimos todos en la ignorancia total,
en la ciudad de la memoria. Borrada.

Enrique Lihn



Sonaron doce campanadas en el atrio de la incertidumbre.
Por la mañana una mujer sin rostro
no dará la cara en la maquila,
habrá una persona menos en la población sordomuda
de casas con ventanas miopes
donde el mosaico del cielo
no hace juego con la corona de lágrimas,
azar en el desierto
donde el único libre de culpa es el soplo
que arroja la primera piedra,
porque ya no es necesario carear la frontera
para palpar la muerte.


El trapecista


Cada cuerpo es un circo,
separación del lastre eterno,
cuerda bifurcada como cordón umbilical
que al = el recién nacido
sucumbe el trapecista,
.y
...a
......r
.......o
......t
.......o


nace el más perfecto de los sonidos...
el silencio.


II

Fuente de rapsodas el centro de mi ciudad.

Soleil en la combustión de un circo:
los mimos meten mano a la ilusión en la explanada,
gesticulan lágrimas de hollín sobre las plazas.

En una esquina mujeres saltimbanquis
izan las agujas contra la embestida del aire
bajo faroles en el periférico de sus tetillas.

En una buhardilla, un fakir lee las líneas de la palma
de una gitana por el botín de la carne.

Clowns, de reinas desahuciadas por canícula,
ensordecen el zumo de las risas en los autobuses.

En el ombligo, funámbulas bailarinas
con el vientre abierto de artificio:
larga playa en el leotardo de sus hombros;
mecen las raíces de los árboles con su silueta,
árboles agotados de romper banquetas.

Una nube pasa,
como algodón de dulce
o sueño,
y entre el público una niña lagrimea caramelo,
y nadie sabe si es parte del perfomance.



III

En esta ciudad las casas
son una caravana de labios de ladrillo cosido.
Las mujeres acuden al monte de piedad
empeñan su timidez como quien simula una sonrisa
por una piedra de fantasía sobre el asfalto.
Otras oníricas y famélicas
concurren en procesión al mercado
donde la fidelidad se pone a prueba
al paladear las vasijas de barro (con el oficio de arqueólogas)
mitigan la ausencia mojada de sus hombres
sobre el frío cuello de cántaro.
Los poetas como las prostitutas son universales,
ambos duermen hasta la hora del almuerzo
guardan en el crin del aullido
la herida de una lengua virgen de unicornio
y una larga e interminable resaca de vida
en el traspatio de la noche anterior,
tocan sus ojeras delicadas y envejecidas tempranamente
con manos bruscas como la espina de una flor al tacto
que despide silenciosa y tintineante
una gota de mercurio sobre las venas,
disfrazan su venganza de despecho
cierran ventanas, tiran llaves
y les ceden la hendidura de su cuerpo
a otra soledad de cerradura
donde el odio pide un rostro y una carne
para ramificarse,
hasta que el ocaso y la ceiba
se confunden en el sedimento del día
en el vértice de la reconciliación.
A altas horas de la noche,
cuando la oscuridad se afianza
sobre las casas apretadas
a nadie le queda duda
un instante dura más que el obstinado invierno
donde la ciudad cifrada se degusta
como una amarga cosecha de vino.
Hasta que la música de los bares fallece
y reencarnan las luces
en el velado rostro de las fábricas y los cabarets.
El final de la jornada se ha convertido en un ritual
donde basta deslizar la mirada de a poco
para ver desfilar por el reflejo de los escaparates
balcones con gesto de ancianos,
calles cansadas de mujeres duras
que hace algún tiempo besaron a un joven poeta
y olvidaron por una extraña razón
al hijo en una puerta que no conocían
con el pretexto de una botella de vino
que ahora, a su vez,
es una gota de mercurio sobre las venas
que cala como el balance de los años
donde no se alcanza a subastar la miseria
en la que se ha bautizado este carnaval.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

AUN TE RECUERDO

Anónimo dijo...

cayaditos los piesesitos!!!!!!!!

Ana Corvera dijo...

me gustó la idea del cuerpo como un circo. me ha hecho el día.