04 febrero 2009

José Homero











mencionado por
Óscar Pirot

menciona a
Víctor Toledo
Jorge Fernández Granados
César Arístides
Juan Carlos Bautista
Alexxx Flores
León Plascencia Ñol
Ernesto Lumbreras
Luis Felibre Fabre
Hernán Bravo Varela
Alejandro Albarrán


http://josehomeropoeta.blogspot.com
http://josehomero.wordpress.com



bio-bibliografía

José Homero (Minatitlán, Veracruz, 1965. Licenciado en Letras Españolas por la Universidad Veracruzana. Poeta, ensayista, crítico literario, editor, narrador, articulista y periodista cultural. Ha merecido en dos ocasiones las becas para escribir libros dentro del Programa de Jóvenes Creadores (1993-94 y 2000-2001) del fonca, así como la Beca Efraín Huerta (1989); becas estatales en Veracruz (1992, 1994, 2000, 2003 —las dos últimas dentro del rubro Creadores con Trayectoria. Fundador y editor de varias revistas y publicaciones dedicadas a la literatura y la crítica del arte y la sociedad, la más conocida de ellas Graffiti (1989-2000).
:::::Ha publicado los libros La Construcción del Amor (ensayo; Tierra Adentro, FONCA, 1992; segunda edición, 2005); La x en la frente (antología; Literatura Menor, Graffiti, 1995), Sitio del verano (poesía; Margen de Poesía, UAM, 1998), Vista envés de un cuerpo (poesía; Ficción, UV, 2000), La verdad de la poesía (poesía; Durandarte, 2001), Luz de viento (Fondo de Cultura Económica, Letras Mexicanas, 2006), Verano en la ciudad (Aldus/CNCA, La Torre Inclinada, 2006). Su obra está incluida en varias antologías dedicadas a la poesía reciente de México; la última de ellas: Connecting Lines: New Poetry From Mexico de Luis Cortés Bargalló. Miembro del Sistema Nacional de Creadores, como Creador Artístico, de 2005 a 2008. Dirige el periódico cultural Performance en Xalapa (segunda época) e imparte clases en la maestría de la Universidad Autónoma de Querétaro en la ciudad de Querétaro, además de coordinar el Diplomado en Periodismo y Creación en Xalapa, Ver. Premio Estatal de Periodismo en Veracruz, 2007, por una entrevista a Sergio Pitol.



poética

Del mismo modo en que los posmodernos reclamaron una narrativa con anécdota, yo reclamo una poesía de las emociones. A condición que esta poesía herede y prolongue el imperativo formal y recapitule en la herencia de la vanguardia. Me enferman esos poemas de listillos que se piensan grandes poetas críticos sólo porque escriben que no están ahí, o que toda palabra es ficticia. Sí, claro, ¿para qué decirlo? Nadie anda por ahí diciendo que la tierra es redonda, ¡ah! pero cuántos críticos de poesía necesitan comenzar sus parrafadas remitiendo a la vanguardia (“al periodo heroico de las vanguardias”) o a la situación de las cosas con el signo. La crítica enjuicia las certezas —incluyendo la propia. Crítico es un adjetivo a conquistar; no puedes surgir diciendo que eres un poeta crítico. Sólo será crítico quien sopese toda pretensión de instituir, de fundar. Y la doxa, la opinión corriente está hecha de lugares comunes, provengan de la calle o de los libros. La vanguardia engendró una nueva academia. ¿Por qué insistir entonces en que la poesía ha de ser despersonalizada, que las emociones no tienen cabida? Sólo un poeta académico, seguidor de las pautas, la teoría lucubrada por otro, puede ajustar su deseo a una normativa. Lo que no tiene cabida es simular las emociones.
:::::Si leemos a Maiakovsky o Pound notaremos que en modo alguno se opusieron a las emociones; se opusieron a identificar sentimentalismo con emociones. Ellos reaccionaron contra una tradición que había convertido la emoción en una convención: para expresar tristeza debes emplear tal metro y tal rima … No, cada emoción posee una forma y es nuestro asunto encontrarla. Suele decirse que un escultor encuentra la forma oculta en la piedra; el poeta debe de seguir el ritmo que surge en su memoria. Y en esa memoria, que es el deseo que deviene ilusión, dijera Balzac, se asientan los acentos del metro pero también los anuncios del metro. Maiakovsky reflexionó a la muerte de Esenin sobre la necesidad de encontrar un vehículo adecuado a los sentimientos a fin de que resultaran nuevos, que la música recobrara su cadencia anterior al ritmo previsible que le otorga la excesiva familiaridad, esos moldes dispuestos por el catálogo métrico. Y por esa zona incurrieron los ensayos de Pound. Quien lea al gran poeta de Personae advertirá que ahí está la emoción, sólo que no precisa anunciarla, como hacen nuestros tíos los poetas. La revuelta moderna quiso depurar a la poesía del lastre de la impostación, de la pose. Como todo movimiento heredó al agotarse una nueva mistificación: el escritor crítico que no tiene nada que decir y aburre al lector al tiempo que lo agrede: no entiendes porque eres tonto.
:::::Contra esto reacciono: el lector importa a condición que exijamos que la trasmisión sea exacta y no recurra a los sentimientos preconcebidos. Todo arte equivale a mirar por vez primera, a sentir el abismo de la existencia. Ese velo que no podemos o queremos rasgar. Ser pánico es embriagarse de los sentidos. Y sentir es trastornar nuestras categorías. Debemos encontrar la vía adecuada, pues el kitsch amenaza con engullir, con apropiarse de las formas. Toda forma se petrifica. De ahí la necesidad del cambio constante. Ningún arte será más intelectual que aquel que propone la liberación de los sentidos. Una experiencia sensual es una experiencia formal. Pocos ensayos tan luminosos y olvidados como “Problemas de la lírica”. El gran poeta Gottfried Benn reclama recuperar el papel de la lírica, que no es otro que el registro cotidiano, del estar del hombre en el mundo. Todo gran arte se propone este logro, atestiguar al hombre en el mundo y por ello la lírica incluye desde la reflexión sobre la palabra hasta las expresiones más efímeras de la cotidianidad. Por ejemplo, la moda —hay un requiebro intrínseco entre moda y escritura de riesgo, véanse las menciones de Mallarmé, Pound y Benn. Y ninguna poesía metalingüística conseguirá esto. Noel Gallagher dijo estar harto de escuchar canciones intelectuales cuando quieres bailar y beber en sábado; Ferenczi habló de la necesidad de la anécdota en la trama. Yo digo que es necesario que la vida esté en el poema. Quien lea a Eliot notará que hay grandes momentos sensuales ahí. O a Elytis. O a nuestro Gerardo Deniz, quien no casualmente ha dicho que le parecen maravillosos todos esos tópicos de la tradición: la flor, el pezón, el ave… No son los temas los manidos sino las formas. Hay que volver nuevo el amor, nuevo el bosque, nueva la tristeza. No me conmueve la muerte de mi vecino, sí la del Quijote. Pocos poetas trasmiten ese temblor de una imagen inédita: ¿quién podrá olvidar esa comparación de una grupa con el mapa del cono sur deniziana?, ¿o su erotismo impregnado de olor a especias, cálido, sediento?
:::::No decir los efectos, provocarlos. No convencer, contagiar. Que el lector perciba la conmoción. El poeta debe ser un medio para que la ola de pasión del invisible océano pase de un cuerpo a otro. Todo sucede entre cuerpos pero no ocurre un contacto profundo sino superficial. Teoría de los efectos como afecto.
:::::Creo en la vida, la mayor engendradora de formas. No me importa acuñar una jerga sino provocar en la imaginación de un adolescente un deslumbramiento semejante al de un paisaje preñado de luces, de halógenos frutos tropicales. Como el chisporroteo de los cohetes en la noche azul. Como las formaciones nubosas en las tardes de junio; orondas creaturas de Botero dispuestas a la molicie de los malvas, violetas y azafranes con que el sol seduce al viento. O estas noches, tan cálidas en que la piel se enciende como un lago bajo los reflectores de las estrellas y el impecable neón de la luna.



poemas

Hay en sí una estación que el viento ignora
y en el verano emoliente llega
sacudiendo en las alas el sopor,
dejando en la arboleda un reguero
azul, una telaraña de oro.
En el breve verano el cielo escampa
y estampa el sol su acero en las palmas
en la temprana hora cuando azul
en volúmenes se ordena la distancia
y lúcida la luz arquitectónica
en ángulos dispone jerarquías
y calles traza y en la piel proyecta
los lindes que convierten mundo en plaza.
Este lento verano, este gozo
aleve, inesperado por buscado,
que implanta su verdura en los abrojos
y la memoria sella con sus labios
clausura toda duración
Su ciclo
es del placer que no se agota o sacia
e inscribe en los sentidos muda dicha;
húmeda llama que el viento azora



The cars hiss pass by my window


Los carros pasan lentos bajo mi ventana
::::::::::::::::::el vidrio florentino del asfalto húmedo
:::::::::::::::verbera con los septembrinos colores de semáforos y calaveras.
Hay muslos congelados bajo el techo de los autos
::::::::::cabelleras sin rostro
:::::::::::::manos sin torso.
Una vez más miro los oblongos ataúdes de la adolescencia.
:::::::::::::::::Los carros no cesan de pasar.
Otra noche en que he de estar a solas con mis sueños

::::::::::::::::::::Lejos su cuerpo
::::::::::::::::::::::cerca su casa

:::::::::::::::::::¿He de volver a hincarme ante sus muslos
::::::::::::::::::::::::::::::::::sorberé un líquido de luna
en mi espalda brotarán pezones sembrados por sus labios?
:::::::::::::::::::No
::::::::::::::::nadie camina ya en las calles
:::::::::::::::::::::sólo reflejos temblores de mis manos
:::::::::::::::::::en la lodosa luna del mezcal.

::::::::::::::::::::Los carros pasan lentos bajo mi ventana.

3 comentarios:

Uvé dijo...

Pero qué es el arte, si no la manera en que el hombre busca las respuestas a lo que no puede medir la ciencia. El problema estriba, en si, de la poesía, en si buscamos un valor supremo o la satisfacción de una necesidad; gran preocupación.

Joyce Parra Rosas dijo...

Hola. Gracias por la parte poética (la del impecable neón de la luna). La incluí como epígrafe en un capítulo de mi tesis (de informática) y me hace muy feliz :D

José Homero dijo...

Gracias a amnbos por los comentarios; no los había visto hasta hoy.