03 diciembre 2007

Josué Solís Hernández












mencionado por
Esaú Hernández

menciona a
Cristóbal Barreto
Nélida López
Miguel Ángel Ortiz
Gabriel Govea
Avelino Gómez



bio-bibliografía

Josué Solís Hernández (Colima, Colima, 1982). Licenciado en Letras Hispanoamericanas por la Universidad de Colima. Publicó sesenta números de la columna literaria “Muñecas Desnudas”. Participó en la primera edición del Festival Internacional de Poesía en Manzanillo 2005, y en 2007 fue invitado a participar en el Festival Internacional de la Poesía de Trois Rivières, Québec. Actualmente prepara un volumen “libresco” con ensayos y cuentos.



poética

I
Hubo tiempos en que mi atención por escribir tornaba su rumbo hacia cualquier lugar, con ese interés y curiosidad que abren los ojos de los niños. Luego la escritura me cubrió de vendas la mirada.
Entonces creí que
“El poema es el problema
de la prosa sin prisa
de la rosa la risa de la rima sin dilema
de la mariposa el verso anverso
sin esquema…”
Luego esa luz.

II
A veces no se bien comprender las líneas que se escriben al fondo de mi cabeza; otras veces, cuando las líneas son claras, las palabras gritan y me piden por favor que las escriba para nunca despedirlas del recuerdo… esas veces yo—díganme hereje—no estoy dispuesto a darle gusto a ese dios que me piensa y manda su orden desde dentro… y me contengo, luminoso y contento.



poemas


DE-LIRIOS

Huye,
sal corriendo
a donde mis brazos no puedan alcanzarte.
Teme,
que te quiero muerta,
te quiero muerta de rodillas,
muerta implorando piedad;
muerta suplicando—ingenua—que regresen esos días;
muerta tragándote toditos esos tuyos tus discursos;
muerta lanzando treinta y tres plegarias al vacío.

Te quiero, sí,
sí te quiero;
y te voy a coger
como los animales cogen,
penetrando tus carnes por la espalda.
Y como se poseen las posesiones voy a poseerte:
entre lirios,
para después ahogarte.


POEMA POSPUESTO (I)

Alguna vez pensé que la marea del alma tenía algo parecido
::::::::::::::::::::::::::::::::::::((con las olas del mar.
Pero no. Ya veo que no.
Luego imaginé que las ilusiones son casi como la materia
—ni se destruyen ni se crean,
simplemente se transforman—.
Pero perdí mis ilusiones.
Las vi desesperadas y agonizantes bajo mi zapato,
y luego desaparecieron.
Como la luna ante la sombra de la tierra.
Pero para siempre.