
mencionado por
Iliana Vargas
menciona a
Sergio J. Monreal
Laura Elena González
Luis Alberto Arellano
Juan José Macías
Andrea Esparza Navarro
Luis Armenta Malpica
Antonio Reyes Cortés
bio-bibliografía
Daniel Bencomo (San Luis Potosí, 1980). Ha publicado un cuaderno en la colección Cantera la voz (2004, Casa López Velarde, S.L.P.), el libro Apuntes en el Baño (2005, Ediciones Sin Nombre / NOD), y De Maitines a vísperas (2008, Ayuntamiento de S.L.P.). Ha realizado traducciones del alemán. Obtuvo el premio de poesía Manuel José Othón en 2007 con Morder la piedra. Durante 2008 tuvo un estímulo del FECA-SLP como creador joven, y realiza un posgrado en Filosofía e Historia de las Ideas por la Universidad Autónoma de Zacatecas.
poética
En mutación constante, aunque no soy un ave de esas. Algo de Yves Bonnefoy y la instauración de la presencia, mucho de muchos más. A contraflujo de ella intento hacer poemas.
poemas
Casi noche
Ya madura el jugo de la tarde.
Coloración rosada, asco intenso del que odia las libélulas.
Cuánto fermento: se inició la noche,
ebrios con paracaídas en su gota de whisky,
y ya es.
Se hubo: caminar un poco, el condimento de la piedra
simplemente el paso.
Oh, noche de alubias y de estrellas,
fuga del corazón de la ciudad en la vieja Chevrolet,
y Franz y su mujer y nuestra amiga.
La que vive en un poblado hacia el norte, rumbo a casa.
Era en el caer de la sombra no soportar nuestros desnudos.
El brillo de los ojos a túnica en el piso,
la liviandad de la piel jalándose hasta el cielo,
y algo Franz para fumar.
Tan débil respirar bajo el caudal de la penumbra,
carretero.
Línea continua para rebasar la idea de Dios,
que viaja lento y diurno.
Y ella, la yaciente en la piedra de sus ojos,
la de un callar miel y hortelano,
nos habló en silencio de las fiestas del dónde.
En el surco abierto en nuestras voces tropezaba el kilómetro.
Secos de garganta
pero húmedos de espíritu, de regreso a.
Tres contra la bóveda estrellada,
nadábamos de pecho en la piscina de.
Signos zodiacales para meter en un frasco de vidrio,
y darlos de regalo.
Zodiacales cloruros de no saber ya nuestro nombre:
inmadurez de la muerte aún no en verbo decantada.
La muerte preguntaba por nosotros en la línea quebrada del camino.
Y no sabíamos de; no dimos con la luz antiniebla.
Perezosos a todo aquello que no es vida,
rimábamos al herbazal a orillas del camino: sencillez de lo finito.
Un alto obligado.
Acaso la muerte, dijo uno de nos, un eco de nos,
acaso ella
tan pura como:
el orín caía entre nuestras piernas, rompiendo el silencio
y varias grietas en la tierra.
Muerte ámbar volviendo a las arenas y a lo fresco de la noche,
usando de Moisés nuestras rodillas abiertas.
Después del esfínter, el sopor oculta la otredad.
Hacía frío.
Cuando veíamos la ciudad de nuevo,
notó Franz que mis mejillas eran grandes, y mis
ojos más pequeños y rasgados.
Ya en los suburbios, algo picante de cenar:
acompañado de un café muy negro, casi noche.
De maitines a Vísperas, 2008.
Morder la piedra
Morder la piedra, entonces, es la tarea del poeta,
hasta que sangren las encías de la noche.
Juan Gelman
Juan Gelman
HABRÁ SUFICIENTE LENGUAJE TODAVÍA, NO ABRO
la interrogación pues está ahí, flota en los espacios,
noria donde cada palabra es una piedra y hay
que levantarla con los dientes. O tal vez, entre el poniente
y el oriente de un grito espera una nueva letra o
cara de lluvia, y es función funcionamiento del poeta dar no
la mordida precisa, sino, si sí, rescatar su yo con un
palillo dental, mondarisa, mondamundo.
5 comentarios:
Me gustaron los poemas, espero leer pronto muchos más, saludos
el primer poema, más que nada por ritmo. Aunque hay por ahí on "oh" que sobra. Saludos.
Gracias Momalina, Eduardo,por leer los poemas y por sus comentarios, estamos en contacto. Un saludo afectuoso!.
Me gustaron los poemas. El primero por el asunto carretero más acción y menos escritorio, Concuerdo con Eduardo el ritmo denota una libertad. Lo de la muerte preguntando , eso rifa. Las comparaciones (como la última). podrían ser más impactantes,
chido
saludos
Poesía profunda.....felicidades Daniel.
Dalia Bencomo, Caracas Venezuela.
Publicar un comentario