Mencionado por
Hernán Bravo Varela
Menciona a
Eusebio Ruvalcaba
Ricardo Castillo
Juan Carlos Bautista
José Eugenio Sánchez
Javier Acosta
Luis Felipe Fabre
Bio-bibliografía
Julián Herbert (Acapulco, 1971) vive en Coahuila desde 1980. Es autor de los libros de poemas El nombre de esta casa (Tierra Adentro, 1999). La resistencia (filodecaballos, 2003), Autorretrato a los 27 (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2003) y Kubla Khan (Era, 2005). Ha publicado también la novela Un mundo infiel (Joaquín Mortiz, 2004) y el libro de cuentos Cocaína (manual de usuario) (Almuzara, España, 2006). Compiló junto a Rocío Cerón y León Plascencia Ñol el volumen El decir y el vértigo. Panorama de la poesía hispanoamericana reciente (1965-1979) (filodecaballos, 2003). Obtuvo el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” 2003 en la rama de poesía y el V Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola (2006). Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Es vocalista del grupo de rock Madrastras.
Poética
No tiene. Poemas nada más.
Poemas
Mac Donald’s
Nunca te enamores de 1 kilo
de carne molida.
Nunca te enamores de la mesa puesta,
de las viandas, de los vasos
que ella besaba con boca de insistente
mandarina helada, en polvo:
instantánea.
Nunca te enamores de este
polvo enamorado, la tos
muerta de un nombre (Ana,
Claudia, Tania: no importa,
todo nombre morirá), una llama
que se ahoga. Nunca te enamores
del soneto de otro.
Nunca te enamores de las medias azules,
de las venas azules debajo de la media,
de la carne del muslo, esa
carne tan superficial.
Nunca te enamores de la cocinera.
Pero nunca te enamores, también,
tampoco,
del domingo: futbol, comida rápida,
nada en la mente sino sogas como cunas.
Nunca te enamores de la muerte,
su lujuria de doncella,
su sevicia de perro,
su tacto de comadrona.
Nunca te enamores en hoteles, en
pretérito simple, en papel
membretado, en películas porno,
en ojos fulminantes como tumbas celestes,
en hablas clandestinas, en boleros, en libros
de Denis de Rougemont.
En el speed, en el alcohol,
en la Beatriz,
en el perol:
nunca te enamores de 1 kilo de carne molida.
Nunca.
No.
Don Juan derrotado
Todas mis mujeres quieren estar con otro.
Me abandonan por un adolescente,
alaban a su esposo mientras yo las estrecho,
se van con periodistas,
con autistas,
con rubios bien dotados, con guerreros
y cantantes venidos de ultramar.
Todas son bárbaras, histéricas,
infieles: me acarician
con el filo azorado de un puñal de lencería
y se lanzan a bailar en la inmunda taberna
montadas en los ácidos corceles del calor.
(Siempre bailan con otro:
mi vida es un gazapo entre las pausas de la orquesta.)
Yo las deseo entrecortadamente,
como un caimán imbécil y violento
que gusta de la presa aderezada con veneno.
Yo las deseo en las cornisas más esbeltas del amor.
Abismos sucesivos y dádivas perpetuas,
sus cuerpos se prolongan en mí hasta confundirse:
una compra cortinas,
ésta me pide que por favor la abofetee,
aquélla está sentada en un parque vacío,
la mirada perdida, comiéndose un helado.
Yo les muerdo los cuellos,
les palpo cada legua de la piel,
les hablo con la piedad de un epiléptico
que habla a sus pesadillas.
Ellas no duermen nunca: su único empeño
es la traición.
Celosas. Inconstantes.
Me arrojan de sus vidas como a un príncipe azul
que es echado de la fiesta de disfraces
con nada más que un vaso desechable en la mano.
Todas me engañan. Todas.
En sus brazos,
yendo de unos a otros brazos,
me siento como César, que miraba
–mientras ardían en su pecho los cuchillos–
algunos de los rostros que más amó.
Tan claro como una tumba
para Lauréline
Oscuro como la tumba donde yace mi amigo
Malcolm Lowry
1
Una esfera lúcida: viento,
colibríes,
esquizofrenia atravesando las montañas.
El bosque a donde fuimos, aserrín
de alto voltaje derramado en la niebla
–mas sin fulminación: todo tan claro
como una tumba a ras de aurora.
Vine a morir –farsa back pack, pasa un camión
destartalado– en el ojo de un hongo alucinógeno Y tú
te reíste y quitaste con tus uñas
las bacterias:
pedacitos de piel muerta de mi cara.
Una esfera lúcida, un cántaro de espanto
comido este derrumbe.
Espié la lentitud. La arboleda desnuda
como una sibila al entrar en su baño.
Vi más abajo las cenizas
de otra sibila adulterada,
ojos en éxtasis las hojas calcinadas,
una hipodérmica vacía de cielo en su mano.
Vi el sábado incrustado
en una lágrima de velocidad.
Y no vi
los colores (mi cara en clorofila,
los látigos de sepia desgajando la madera), pero sí
el resplandor de la oscuridad.
Frases cúbicas, ideas
refractarias a su peso de fractal.
(Vi
también unas violetas.
Me consolaron
cuando estábamos allá.)
2
Compramos dos viajes de hongos
por 80 pesos.
Rentamos la cabaña por 70.
La comida también era barata.
El dinero nos ha seguido desde el norte
por todas las carreteras–
quiero decir, nos ha dejado:
[Et in]
Arcadia de meseros y de recepcionistas
con las manos amputadas en el filo del ego (en el filo
del oro).
Buitres sobrevolando la terraza del Majestic
y en el zócalo un gran buitre de lino de la patria;
billetes rojos y azules quemados en el prisma del mezcal,
billetes fuente que mana y corre aunque es de noche,
tersos billetes arrojados a la danza del paisaje desde la cima de la ruina
(el mundo es una bailarina desnuda),
viejos y grises y pálidos billetes
defenestrados al alba en canteras de euforia,
en farmacias de la Tierra Prometida:
todo el dragón del mar,
toda la simetría,
toda la luz lanzada en el azar de un cubilete
tendrán una etiqueta con su precio
en el extremo real de las apoteosis.
El dinero es la alcoba donde posamos nuestro corazón feérico,
nuestras volutas nítidas de serpiente emplumada.
Le fric est notre patrie commune,
Lauréline:
donne-moi, donne-moi ton argent.
Sé que comimos suculencias nauseabundas,
que el sinsabor de las verdades que compramos
desaparecerá. Pero nuestra vivencia
es más precisa que la fe.
3
Todos estamos muertos en San José del Pacífico.
Todos resucitamos en San José del Pacífico.
En San José del Pacífico viene a dormir la profecía, y la risa es un alambre del invierno,
y el doctor Freud es un perro lamiéndose el glande doblado sobre su propio esqueleto.
En San José del Pacífico salimos del baño para entrar en una guerra: cota de niebla,
caparazones de musgo en la respiración, cuerpos silbados en el Limbo de la flecha.
En San José del Pacífico hacen fiestas en marzo, pero en julio solamente sopla el viento:
escucha cómo fluye cada vez que lo digo: el viento, fluye el viento, escucha cómo fluye más allá de la fiesta cada vez que lo digo:
hacen fiestas en marzo, pero en julio
solamente sopla el viento.
Párpados de bonanza caen a la cara de los cadáveres en San José del Pacífico,
caen también junto a la carretera expendios de pan y botellas al tiempo,
y cae incluso el tiempo como una plancha de acero en un rastro a veces,
y a veces
como un durazno rojo.
No he visto policías en San José del Pacífico.
No he visto prostitutas.
No he visto a Dios.
En San José del Pacífico todos estamos muertos,
todos resucitamos
para beber café junto a los jipis del expendio. Hasta que viene el hongo:
la humedad, la radio-
actividad, la polución de tanta risa.
La parte más visible de la bomba.
para Lauréline
Oscuro como la tumba donde yace mi amigo
Malcolm Lowry
1
Una esfera lúcida: viento,
colibríes,
esquizofrenia atravesando las montañas.
El bosque a donde fuimos, aserrín
de alto voltaje derramado en la niebla
–mas sin fulminación: todo tan claro
como una tumba a ras de aurora.
Vine a morir –farsa back pack, pasa un camión
destartalado– en el ojo de un hongo alucinógeno Y tú
te reíste y quitaste con tus uñas
las bacterias:
pedacitos de piel muerta de mi cara.
Una esfera lúcida, un cántaro de espanto
comido este derrumbe.
Espié la lentitud. La arboleda desnuda
como una sibila al entrar en su baño.
Vi más abajo las cenizas
de otra sibila adulterada,
ojos en éxtasis las hojas calcinadas,
una hipodérmica vacía de cielo en su mano.
Vi el sábado incrustado
en una lágrima de velocidad.
Y no vi
los colores (mi cara en clorofila,
los látigos de sepia desgajando la madera), pero sí
el resplandor de la oscuridad.
Frases cúbicas, ideas
refractarias a su peso de fractal.
(Vi
también unas violetas.
Me consolaron
cuando estábamos allá.)
2
Compramos dos viajes de hongos
por 80 pesos.
Rentamos la cabaña por 70.
La comida también era barata.
El dinero nos ha seguido desde el norte
por todas las carreteras–
quiero decir, nos ha dejado:
[Et in]
Arcadia de meseros y de recepcionistas
con las manos amputadas en el filo del ego (en el filo
del oro).
Buitres sobrevolando la terraza del Majestic
y en el zócalo un gran buitre de lino de la patria;
billetes rojos y azules quemados en el prisma del mezcal,
billetes fuente que mana y corre aunque es de noche,
tersos billetes arrojados a la danza del paisaje desde la cima de la ruina
(el mundo es una bailarina desnuda),
viejos y grises y pálidos billetes
defenestrados al alba en canteras de euforia,
en farmacias de la Tierra Prometida:
todo el dragón del mar,
toda la simetría,
toda la luz lanzada en el azar de un cubilete
tendrán una etiqueta con su precio
en el extremo real de las apoteosis.
El dinero es la alcoba donde posamos nuestro corazón feérico,
nuestras volutas nítidas de serpiente emplumada.
Le fric est notre patrie commune,
Lauréline:
donne-moi, donne-moi ton argent.
Sé que comimos suculencias nauseabundas,
que el sinsabor de las verdades que compramos
desaparecerá. Pero nuestra vivencia
es más precisa que la fe.
3
Todos estamos muertos en San José del Pacífico.
Todos resucitamos en San José del Pacífico.
En San José del Pacífico viene a dormir la profecía, y la risa es un alambre del invierno,
y el doctor Freud es un perro lamiéndose el glande doblado sobre su propio esqueleto.
En San José del Pacífico salimos del baño para entrar en una guerra: cota de niebla,
caparazones de musgo en la respiración, cuerpos silbados en el Limbo de la flecha.
En San José del Pacífico hacen fiestas en marzo, pero en julio solamente sopla el viento:
escucha cómo fluye cada vez que lo digo: el viento, fluye el viento, escucha cómo fluye más allá de la fiesta cada vez que lo digo:
hacen fiestas en marzo, pero en julio
solamente sopla el viento.
Párpados de bonanza caen a la cara de los cadáveres en San José del Pacífico,
caen también junto a la carretera expendios de pan y botellas al tiempo,
y cae incluso el tiempo como una plancha de acero en un rastro a veces,
y a veces
como un durazno rojo.
No he visto policías en San José del Pacífico.
No he visto prostitutas.
No he visto a Dios.
En San José del Pacífico todos estamos muertos,
todos resucitamos
para beber café junto a los jipis del expendio. Hasta que viene el hongo:
la humedad, la radio-
actividad, la polución de tanta risa.
La parte más visible de la bomba.
4
[...]
Me llamo 2 de la tarde y me duele la cabeza.
(etcétera)
[...]
la expresión como un acto diletante
el balbuceo como una máquina de precisión
(toda esa retórica de callar o caer majestuosamente, etcétera)
[...]
(“mantenga su distancia
no ciegue mis manadas con
ese resplandor
(usted es mi invitado
(no mi cliente)
mantenga su distancia”))
[...]
lo que aparece en la escritura:
una versión autorizada, una
Vulgata
de la mente:
* * *
Mírate en este azul sin habla:
un cielo que parece una tabla
de tan pulido, de tan recto –tabla
de raíz de aire: callada,
tan azul. Mírate
como se mira un ciervo en el paisaje
aunque, camino de la sed, nada
le sea temblor, temor, estanque;
mírate desaparecer en los zarzales.
Una mariposa roja cruza la hondonada y,
mientras la señalas,
se engasta en el cielo sin nubes.
Un suspiro. Un incendio:
un anillo que vuela en tu dedo
hacia el interior.
* * *
Tropas de desengaño colorean –claro
como una tumba– el aire. La descomposición
encarna en lo naranja (bacteria
venenosa); debajo de este árbol
soy su caníbal: soy su reencarnación.
Raíces de agua negra,
gargajos sin sonido: escupo un lodo ácido
encima de mi amor.
San José del Pacífico, verano 2003
(Tomados del libro Kubla Khan, Era, 2005)
98 comentarios:
Hola Julián¡¡ Qué buena onda tenerte en Las Elecciones Afectivas. Agradezco el interés por participar y hacer partícepe a la poesía.
un abrazo
Me parece ecxelente el proyecto que están conformando. ES muy buena idea. Además, hasta ahora los poetas presentados me parece que son una pequeña muestra, pero muy buena, de lo que pasa en el la poesía mexicana de ahora. En cuanto a Julián, pues simplemente es ecxelente. Soy fan, definitivamente. Y también de Hernán Bravo que también veo que nada en la selección. Por mi parte, aunque no soy poeta ni nada, yo propongo a Iván CRuz Osorio y a Armando Ayala. Un saludo
Eduardo, gracias por tu comentario acerca de las Elecciones, espero que también hayas visitado los blogs de Argentina, Brasil, Perú y España. Tendremos muy en cuenta tus menciones.
un abrazo
Julián, lo tuyo es excelente. Lástima que no se consigan tus libros en Argentina. Saludos entusiastas.
Sólo la pluma del artista es capaz de trasformar la experiencia individual en experiencia universal: tus poemas son excelentes muestras de eso
Interesante trabajo de un poeta que por tu espacio, que visito por vez primera, ahora conozco.
Saludos...
excelente tu trabajo Julián, es de los que hay que leer para aprehender, he de recomendar a Carlos Vuelvas que está en ese mismo tenor épico pos-clásico.
Otro autor de esta generación (Cerón, Herbert, Ñol) que no se ha mencionado es Ricardo Solís. Me encantó la página, la he recomendado a mis alumnos.
Es un placer poder leer tus letras intensas. Un abrazo
Hola Julian, soy Gabriel Brito de Acapulco, me gustaría enviarte mi poemario completo. Mi mail es brito22@hotmail.com
Un abrazo.
Julián es siempre Julián... desde aquellos "los que tienen más de cuarenta", en los que por cierto, ahora me encuentro. Julián, Ricardo Solís y Alejandro Ramírez, tendrían que estar en todos los blogs de poetas irreverentes con la vida y reverentes con su poesía. Felicidades!!
Bécker García
P.S. Y como tengo más de cuarenta, no sé que es un blog o como tener uno... va...
san jose del pacifico se ha convertido en mi vida despues de unos meses alli. ahora, ya en españa, todo es diferente, gris y no me encuentro a la altura de las nubes.
Gracias por abrir tb mi memoria
maria
ando buscandolo julián, crees que me puedo comunicar contigo por email o algo, es para platicar unas ondas y proyectos literarios que traigo y van bien y bueno, si se puede entablar conversación me encantaría en verdad, mi mail es : alejandrapeart@gmail.com
gracias de antemano
Saludos Julián: Vi el texto que salió en la revista Crítica en donde le exiges precisión a Jorge Fernández Granados. Yo nadamás pregunto ¿por qué cuando no te mencionan respondes? y cuando te mencionan ¿callas? porque en ese mismo número hay un artículo de Jorge Mendoza donde no quedas muy bien parado y he visto algunas reseñas sobre el polémico A contraluz, y no veo que respondas. Otra cosa, la crítica de la poesía no sólo es Milán ni Lumbreras, perdón la insistencia, pero leo Alforja y a otros críticos como José Ángel Leyva, José Vicente Anaya, Heriberto Yépez, Rogelio Guedea, Jair Cortés, Jorge Ortega, Alí Calderón, Daniel Téllez, entre otros. Yo sí te pediría que nos dijeras si realmente contemplas esas otras zonas críticas o si nomás ves para un lado del "Panorama". ¿de ahí vendrá "panorama perverso"?
Ese Leyva,
la respuesta es obvia, pero no quise perder el chance de conversar. Así que ahí va:
1.- Discuto con JFG porque me interesa su tema y estoy en desacuerdo con su método. No discuto con Mendoza porque su enfoque me parece ligeramente extemporáneo -a no ser que el autor aclarara quiénes son, en este instante, los poetas que se legitiman “por una serie de costumbres cortesanas y una pestilente red de relaciones de poder y amiguismo”-; y porque, salvo este desfase, coincido con su opinión.
2.- Afirmas que el artículo de Mendoza me deja “mal parado”. Yo la neta lo leí de otro modo. Me cita dos veces. Primero señala que Ortega y yo “coinciden en la casi total animadversión de nuestra tradición hacia la poesía que toca problemas sociales”. Ni es eso exactamente lo que dije, ni Mendoza considera que estemos equivocados. Luego anota que mi texto “pasa revista a poetas cuya obra goza actualmente de cierto prestigio y de la que conviene hacer un juicio más crítico”. Coincido con él. Por eso declaré que estoy en desacuerdo con algunas opiniones de Lumbreras y Milán; que “Pasmo” de Luigi Amara me parece manierista y retórico; que Luis Vicente de Aguinaga no tiene por qué ser intocable; que considero inmoral subestimar o descalificar a priori los desacuerdos literarios; que poetas como Bravo Varela, Rocío Cerón y Sergio Valero se arriesgan a leer a los sudamericanos de manera superficial; que a la obra de Plascencia Ñol le falta coherencia espiritual. No estoy inventando nada: todas estas palabras están ahí, en mi texto. Claro que también menciono rasgos de estos poetas que para mí son aciertos: tendencioso sería elogiarlos sin describir sus carencias o descalificarlos en bloque (como hacen otros comentaristas). Ahora que, si mi pecado es ocuparme de estos escritores y no de otros, eso ya no es discusión: es censura.
3.- Me preguntas por qué le respondo a quien no menciona mi nombre y en cambio no le contesto a quien sí lo hace. ¿Consideras que así debe ser la discusión literaria: responder cuando “te atacan”, pero quedarte callado (aun cuando estés en desacuerdo) mientras nadie te acuse?... Perdóname, pero creo que esa es la manera más frívola (y al mismo tiempo visceral) de concebir la crítica.
4.- Me preguntas si sólo estoy mirando un lado del “panorama”. Sinceramente, creo que si fuera así no estaríamos conversando. Si fuera así, no tendría diálogo con poetas como César Silva, Luis Armenta, Jair Cortés o Mario Bojórquez (para acabar pronto: dudo mucho que me hubieran invitado a “A contraluz”). Si fuera así, no habría citado en mi texto para “Crítica” las opiniones adversas a “El decir y el vértigo” (entre ellas, por cierto, hay una tuya).
5.- Tampoco me las doy de inmaculado, bróder: yo tengo amigos poetas a los que quiero mucho, como Rocío, Hernán y Luis Felipe. Son cuates míos (dijera León Plascencia) “a pesar de la literatura”, y por eso a cada rato nos peleamos. Eso no significa que tenga cofradía: participo en los proyectos que me laten sin importar su filiación (llámense Oráculo, Alforja, A contraluz o El decir y el vértigo). Pero también (como tú) tengo mis preferencias estilísticas. Y las promuevo; las defiendo. En la medida de mis alcances, trato de hacerlo con ideas y no con insultos o acusaciones.
6.- Me criticas varias cosas en tu recado, pero en ningún momento dices que los argumentos con que discuto el artículo de Jorge sean inválidos o pobres. Y a mí con eso me basta: mi oficio es la literatura, no la evangelización.
Por lo demás, yo vivo en Saltillo; a lo mejor por eso los rencores entre poetas no me emocionan tanto. Yo aquí no tengo más bando que mi banda de rock.
Hartos abrazos,
J.
Pd. Mi mail es trespatines500 hotmail.com (por si te late seguir tripeando más en corto).
Ese Leyva,
la respuesta es obvia, pero no quise perder el chance de conversar. Así que ahí va:
1.- Discuto con JFG porque me interesa su tema y estoy en desacuerdo con su método. No discuto con Mendoza porque su enfoque me parece ligeramente extemporáneo -a no ser que el autor aclarara quiénes son, en este instante, los poetas que se legitiman “por una serie de costumbres cortesanas y una pestilente red de relaciones de poder y amiguismo”-; y porque, salvo este desfase, coincido con su opinión.
2.- Afirmas que el artículo de Mendoza me deja “mal parado”. Yo la neta lo leí de otro modo. Me cita dos veces. Primero señala que Ortega y yo “coinciden en la casi total animadversión de nuestra tradición hacia la poesía que toca problemas sociales”. Ni es eso exactamente lo que dije, ni Mendoza considera que estemos equivocados. Luego anota que mi texto “pasa revista a poetas cuya obra goza actualmente de cierto prestigio y de la que conviene hacer un juicio más crítico”. Coincido con él. Por eso declaré que estoy en desacuerdo con algunas opiniones de Lumbreras y Milán; que “Pasmo” de Luigi Amara me parece manierista y retórico; que Luis Vicente de Aguinaga no tiene por qué ser intocable; que considero inmoral subestimar o descalificar a priori los desacuerdos literarios; que poetas como Bravo Varela, Rocío Cerón y Sergio Valero se arriesgan a leer a los sudamericanos de manera superficial; que a la obra de Plascencia Ñol le falta coherencia espiritual. No estoy inventando nada: todas estas palabras están ahí, en mi texto. Claro que también menciono rasgos de estos poetas que para mí son aciertos: tendencioso sería elogiarlos sin describir sus carencias o descalificarlos en bloque (como hacen otros comentaristas). Ahora que, si mi pecado es ocuparme de estos escritores y no de otros, eso ya no es discusión: es censura.
3.- Me preguntas por qué le respondo a quien no menciona mi nombre y en cambio no le contesto a quien sí lo hace. ¿Consideras que así debe ser la discusión literaria: responder cuando “te atacan”, pero quedarte callado (aun cuando estés en desacuerdo) mientras nadie te acuse?... Perdóname, pero creo que esa es la manera más frívola (y al mismo tiempo visceral) (y al mismo tiempo priísta) de concebir la crítica.
4.- Me preguntas si sólo estoy mirando un lado del “panorama”. Sinceramente, creo que si fuera así no estaríamos conversando. Si fuera así, no tendría diálogo con poetas como César Silva, Luis Armenta, Jair Cortés o Mario Bojórquez (para acabar pronto: dudo mucho que me hubieran invitado a “A contraluz”). Si fuera así, no habría citado en mi texto para “Crítica” las opiniones adversas a “El decir y el vértigo” (entre ellas, por cierto, hay una tuya).
5.- Tampoco me las doy de inmaculado, bróder: yo tengo amigos poetas a los que quiero mucho, como Rocío, Hernán y Luis Felipe. Son cuates míos (dijera León Plascencia) “a pesar de la literatura”, y por eso a cada rato nos peleamos. Eso no significa que tenga cofradía: participo en los proyectos que me laten sin importar su filiación (llámense Oráculo, Alforja, A contraluz o El decir y el vértigo). Pero también (como tú) tengo mis preferencias estilísticas. Y las promuevo; las defiendo. En la medida de mis alcances, trato de hacerlo con ideas y no con insultos o acusaciones.
6.- Me criticas varias cosas en tu recado, pero en ningún momento dices que los argumentos con que discuto el artículo de Jorge sean inválidos o pobres. Y a mí con eso me basta: mi oficio es la literatura, no la evangelización.
Por lo demás, yo vivo en Saltillo; a lo mejor por eso los rencores entre poetas me tienen sin cuidado. Yo aquí no tengo más bando que mi banda de rock.
Hartos abrazos,
J.
Pd. Mi mail es trespatines500@hotmail.com (por si te late seguir tripeando más en corto).
Ys estoy cansado que te consideren el poeta de Saltillo, cuando yo soy el mejor poeta de acá, tú me conoces Julia-n, nos cruzamos todos los días en la calle, no te olvides que si no obtengo la fama que me prometiste, no te la vas a acabar...
Yo vivo por La minita, nomás acuérdate. Tu poesía Experiencial no tiene nada, no hay nada de crítica que se pueda hacer... Tu antología es una antología del desastre, que pondera la inopia literaria, la ignorancia y una flojera académica inexpresable. Sólo antologaste a conocidos, ni siquiera necesariamente poetas, no te diste a la tarea de buscar, de investigar, sólo hiciste un refrito, incluisgte los que te acordabas. Tratas a la poesía como producto de segunda mano para el hogar, para tu sobre progtagonismo, sólo para tu beneficio personal, yo no veo que hayas hecho nada por la poesía mexicana sino enlodarla más, sino hundir a tu generación, tu falta de visión crítica hace que tus contemporáneos seas mediocres, llevando tu generación a un colapso en la poesía nacional, la hundieron, la hundieron bien en el fondo. Las ansias de fama los llevó a la mediocridad, pocos poetas reposaron su obray esos son los más consistentes de su generación. Herbert es el culpable de la debacle de su de-generación. Ustedes son el lastre de la medicridad de la generación inmediatamente anterior, son el lastre de Lumbreras y compañía, no le aprendieron a los poetas buenos, sino a los del establishment...
Amigos todos, les contesto (en bloque) copiando el estilo de mi querido carnal Luis Jorge Boone:
1.- Ezequiel (si vuelves por acá), a mí me encantan tus textos. Y lo mismo: lástima que no se consigan mucho en México. Ojalá intercambiemos un poco más de charla (veré si alguien acá tiene tus datos).
2.- Meri, yo también amo San José. Es una muesca en mi vida, junto con Chacahua.
3.- Gabriel, ya lo había publicado, pero va de nuez: mi mail es trespatines500@hotmail.com (todo corresponsal es bienvenido).
4.- Piche Becker, cómo estás, carnalito. Me dio un chingo de gusto leer tu mensaje. Si regresas por aquí ahí está mi mail. ¿Sigues en Sonora?... Y ¿a dónde te escribo? Un abrazo, hernmano.
5.- Ale, te escribí una carta y no me contestaste (como dijeran los invasores de nuevo león).
6.- Y a todos los demás compas: gracias por la generosidad de los comentarios.
Abrazos,
J.
Postdata.
Cabrero: busca a tus padrinos. Nos batiremos en singular combate la mañana que tú elijas frente al laguito de la alameda (nomás que no sea tan temprano, no seas gacho. Y primero me das chance de darle una paseadita a mi perro).
Escojo a Rubén Boifaz Nuño, como mi padrino principal y al poeta Nemo como mi segundo. En todo caso si fallo yo, alguno de ellos me podrán hacer segunda. Oye leí tu artículo de "Apostillas a JFG" y me pafrece que te faltan elementos teóricos académicos, no puedes ponerte con sansón a las patadas, si no tienes buenas bases, porque al final, yo nunca he leído ninguna propuesta´de análisis poético, o al menos no tengo noticias de que hayas publicado un libro sobre teoría poética, así que caes en el mismo error que criticas...
P.D: ve pensando dónde quieres caer de bruces...
Carnalito:
por respeto a tu persona te respondo; pero será la última vez: por respeto a los demás.
Voy por partes:
1.- Lugar ya escogí. Me temo que no lees atentamente los mensajes que respondes.
2.- En la frase "si fallo yo, alguno de ellos me podrán hacer segunda" hay dos errores. El primero es la cacofonía. El segundo es la conjugación de "podrán": debería estar escrita en singular (su sujeto es "alguno").
3.-La frase "no puedes ponerte con sansón a las patadas, si no tienes buenas bases" está mal puntuada: la coma después de "patadas" es innecesaria.
4.- Para señalar la falta de solvencia teórica de un texto es necesario presentar ejemplos concretos. De otro modo prescindes del análisis y optas por la descalificación. Yo declino jugar en esa cancha porque es muy aburrida.
5.- Te agradezco que te ocupes de mí con tanto ahínco. Si no sigo la charla es porque no te considero mi enemigo (la enemistad es como la amistad: para existir debe ser mutua). Y no te considero mi enemigo porque te falta una cualidad que aprecio en quienes no me quieren: sentido del humor.
Saludos cordiales,
J.
Lo que una ve en esta entrada, es falta de seriedad, tanto por parte del poeta que se dice llama Julián Herbert, de quien no sé si es pseudónimo o es su nombre real, tanto por el otro cachimbo que se hace llamar Cabrero. Los dos juegan en distinto nivel, uno ataca al parecer con algunas bases teóricas, he visto ya varios comentarios suyos, y el otro le responde fijándose en faltas de concordancia (de ortografía pues), desviando la atención del ataque al que es sometido. Entonces esto me hace pensar que allá en Méjico no se toma la poesía como un objeto de estudio formal. El hecho de que Julián Herbert diga que sus enemigos deben ser bromistas así como sus amigos, y tenga todo el tiempo un tono desenfadado e informal, me provoca una tremenda lástima, que se conjuga con una ternura infinita, ustedes son malos poetas porque son malos críticos. He intentado conseguir algunas de las antologías que tanto se discuten en estos blogs, pero no llegan acá a Sevilla, quizá tenga que viajar a la capital…
P.D: En todo caso creo también que cuando la discusión está alcanzando puntos álgidos, ya sea por una u otra razón, declinan, tiran al Rey uno u otro y el juego se termina, me parece reprochable esa actitud
LaLolita,
en España puedes conseguir fácilmente los libros de José Eugenio Sánchez: están publicados por Visor. Hay muestras y comentarios de poesía mexicana en los núumeros recientes de dos revistas: El maquinista de la generación y La estafeta del viento. En Córdoba hay una editorial (Almuzara) que publica autores mexicanos, aunque se trata más bien de libros de narrativa. Mondadori va a lanzar este mes una antología miscelánea titulada Hecho en México, seleccionada por la escritora catalana Lolita Bosch. Del 29 de septiembre al 6 de octubre se celebrará en Barcelona el Fet a Mexic, al que asistiremos unos diez escritores mexicanos (puedes checar los datos en el portal web). A mediados de octubre Rocío Cerón viaja a Valencia a presentar la editorial El billar de Lucrecia y una de las antologías que se discuten aquí: El decir y el vértigo.
Más información sobre poesía latinoamericana aparece en dos sitios web desde Alemania: Latin.log y el sitio de Latinale, festival ambulante de poesía latinoamericana en Berlín, Munich y Bonn.
En México se discute la poesía como objeto formal, claro; sólo no se hace en notas de blog. Por una razón que me parece obvia: el formato de la nota es impropio para construir argumentaciones contextuales, glosar citas, establecer un marco de referencia, acreditar una metodología, delimitar un objeto de estudio: es decir, la nota es formalmente incompatible con la noción de aparato crítico. Ese registro pertenece al ámbito de la ensayística. En esta página está publicado mi mail, si te interesa el tema puedo hacerte llegar por vía electrónica ejemplos de un par de ensayistas mexicanos jóvenes. Si buscas en internet puedes encontrar también a varios autores. Te recomiendo en particular a Jorge Fernández Granados, Heriberto Yépez, Sigifredo Marín, Hernán Bravo Varela, Josué Ramírez y Ernesto Lumbreras.
Gracias por el interés y un abrazo,
J.
pd. no es seudónimo: me llamo Favio Julián Herbert Chávez. Soy moreno porque tengo sangre chichimeca, soy tozudo porque tuve un bisabuelo alemán.
Bonito sería que fuera española Favio Julián Herbert Chávez, pero desafortunadamente y afortunadamente soy de las Islas Canarias, y se nos considera igual que África, todo nos llega tarde o no llega. Aunque la información que me das me parece importante, no me suenan los nombres, pero parece que sabes de lo que hablas. Yo soy más bien especialista en filología española, tengo una maestría en eso e imparto cursos en el Bac de Puerto la Cruz, vivo cerca de Punta del Viento. Acá sólo el internet nos salva del aislamiento. De igual forma me agrada de sobremanera la poesía latinoamericana, sobre todo de tu país. Yo no tengo un bisabuelo Alemán, pero tengo un abuelo Austriaco. Voy a buscar en internet a los escritores que mencionas... me gustaría tener más información.
Oye Lolita eres de Sevilla o de Tenerife, me quedé perdido, o sólo estás de vacaciones en Sevilla, me gustaría que nos pusieramos en contacto. A ese zalamero de Julián no le hagas caso, él ni sabe de poesía, yo sí te puedo dar una buena ubicación del panorama actual de poesía en México, escríbeme: elhackerdelapoesia@hotmail.com
Atte: Samuel
Ciao Julián, me gusta mucho tu poesía, mucho mucho, es fenomenal, me encanta, me gustaría saber más del autor...
Yo soy de Venezuela, pero me gusta mucho la poesìa mexicana, aunque debo confesar que he leído más a sus autores consagrados que a los poetas novísimos. Pero tú eres de mis favoritos...
Te mando un besote desde Maracaibo
de Alexia
Alexia,
gracias por tu mensaje; es un descanso saber que alguien te lee fuera de México, donde las discusiones sobre poesía resultan a veces chespiritianas (es decir: con una visceralidad digna de Shakespeare y una argumentación digna del Chapulín Colorado). En una de estas entradas está publicado mi mail, pero lo agrego nuevamente: trespatines500@hotmail.com
No tengo acceso a demasiados libros de la nueva literatura mexicana porque yo también como tú vivo fuera de la capital de mi país; pero trabajo como editor en el noreste de México, así que si te interesa puedo enviarte algunos libros de nuevos autores radicados en esta región (Carlos Reyes, José Cruz Almonte, Claudia Luna, Julio César Félix, Nadia Contreras, entre otros).
Por otro lado, te recomiendo a algunos poetas mexicanos que de seguro conseguirás en internet, y que a mí son los que más me gustan (y con los que más me identifico) de las nuevas generaciones: José Eugenio Sánchez, Javier Acosta, Ángel Ortuño, Luis Felipe Fabre y Eduardo Padilla.
Un abrazo, y ojalá sigamos en contacto,
J.
Amigos (y no tan amigos), los invito a visitar estas páginas:
www.lasmadrastras.cjb.net
y
www.myspace.com/madrastras
Donde los amigos encontrarán algo de música funklórica cariñosamente compartida y los no tan amigos encontrarán un nuevo pretexto (la música) para seguir, alegremente, chingándome la madre.
Saludos para todos,
J.
Muchas gracias Samuel, eres todo un caballero. En efecto el día que mandé mi comentario estaba en Sevilla, tomando un curso de Filología. Ahora he vuelto a las Canarias, pero llena de libros. No deberías de ofender a las personas de tal forma, te hace ver mal. Te agradezco el interés de tu parte, y tomaré en cuenta lo que me pueda servir para apoyar el trabajo de investigación que estoy realizando.
Por otro lado es una lástima que no haya respondido el poeta...
A ver Julián, unas breves reflexiones sobre eso que escribes de “Enfermdad de Talking”.
Hablas sobre “lo que escribimos los vivos sigue siendo, en el textil de la cultura, una obra en construcción”. Me parece que la edad biológica de un autor es muy independiente de la recepción que pueda tenerse de un poema. El texto es independiente. Si bien es cierto que la obra (entendiendo obra como un conjunto de textos que establecen sus propias correspondencias) está en construcción mientras el autor está vivo, no veo por qué no pueda hacer esa afirmación sobre un poema en particular en un momento específico del tiempo. Ni “Piedra de sol” se convirtió en un gran poema a partir de la muerte de Octavio Paz, ni “Muerte sin fin” cuando José Gorostiza se fue con la “putilla del rubor helado”. “Enfermedad de Talking” , en las diferentes veces que ha sido publicado, del 2004 a la fecha, no ha sido modificado, o según eso veo. Si no es así, ya jair cortés me corregirá.
Pienso que precisamente “Enfermedad de Talking” es un poema extrañísimo en la poesía mexicana porque se inserta en esas zonas de poetas que mencionas y que pertenecen a los “estamentos marginales” y no al canon establecido. Todos los poemas que mencionas son extrañísimos, diferentes entre sí. Por cierto agregaría algunos poemas de Ricardo Yáñez y casi toda la obra de Jaime Reyes.
Luego hablas de un poema en particular, pero aludes, irresponsablemente, a una generalidad: “los lectores jóvenes del DF”. Tu frase se me antoja beligerante y autoritaria, adjetivos que usas para criticar mi gusto y el ejercicio que hago de éste. Pero me preocupa más allá, ¿no será que quieres revivir la vieja disputa Centro vs Norte? Si es así, realmente no me interesa entrar en ese tipo de descalificaciones.
Luego, vas más allá, dices que “Enfermedad de talking” todavía no es un gran poema. Esa opinión, “absoluta y potente”, es tuya. No mía.
Reitero lo dicho: “Enfermedad de Talking” me parece un GRAN POEMA, porque logra mover fibras intelectuales y emocionales en mi lectura, porque reestructura mi idea de posibilidades en la poesía y porque sencillamente NO ME DA MIEDO afirmarlo. Chingao, estoy en un país donde puedo hacerlo (todavía).
Te paso mi correo, por si quieres seguir la charla.
Un saludo
Francisco Leyva
frankleyva70@hotmail.com
Me gustó "La Resistencia". Y pasando a los poemas... por el primer verso de Mc Donalds ("nunca te enamores de un kilo de carne molina") me queda bien claro quién es Julián. Ahora, la pregunta es: ¿Quién es el muchacho de camisa a cuadros que le acompaña?
Mi buen Leyva (iba a empezar diciendo “a ver, Francisco”; pero me di cuenta de que, al menos para mí, una frase así suena a inicio de regaño de profe de matemáticas):
1.- ¿Qué hace que un poema sea un gran poema?... Se me ocurren unas cuantas posibilidades (tú debes conocer más; yo expongo las que me resultan evidentes):
a.- Que sea, como dice Pound, “algo bello que nosotros conservamos”; tradición. Que haya probado sus virtudes estéticas y humanas de manera histórica.
b.- Que ofrezca parámetros externos de juicio evaluables respecto de un canon autoritario, un conjunto de normas formales y estilísticas; es decir, una retórica académicamente avalada (ésta es, a mi juicio, la peor posibilidad de consagración que podría ocurrirle a un poema).
c.- Que, en el terreno de la recepción, una comunidad lectora sea capaz de construir, desde distintos horizontes culturales, un conjunto de exégesis que confluyan hacia dicho poema y lo integren a fenómenos complejos de pensamiento y emotividad (o bien a procesos de tensión entre imaginación y realidad) de una manera evidente; una manera que afecte no sólo la emotividad individual de alguien, sino los procesos culturales.
¿Con qué fundamento afirmo esto último?
Hay una debilidad de base, considero, en el siguiente sofisma: “éste es un gran poema porque me lo parece, y me lo parece porque es un gran poema”. La noción de “grandeza” aplicada al objeto de arte pertenece a un discurso filosófico pre-heideggeriano. Puede hablarse de una quidittas Aristotélica y de un sublime platónico; puede registrarse la “grandeza” como noción kantiana de lo incognoscible (y ya, para Kant, ajena al horizonte apriorístico y trascendental del ser). Pero cuando llegamos al concepto de recepción (que tú has traído a la charla, no yo), “grandeza” se vuelve una renuncia al horizonte cultural, a la exégesis: porque lleva implícita una catalogación. Y un equívoco conceptual como éste desvirtúa toda hermenéutica porque, como dice Gadamer, el lenguaje es la casa del ser. Claro, uno siempre puede recurrir a esta coartada: “mi hermenéutica se basa en utilizar los conceptos tradicionales aplicados indiscriminadamente porque en eso consiste mi horizonte cultural”. Sólo que en este apotegma no hay exégesis: hay charlatanería o, cuando más, tautología (es un gran poema porque me lo parece y me lo parece porque es un gran poema). La noción de “grandeza” incorporada a un discurso reflexivo presupone una estructura mental y un aparato crítico tradicionales; de ahí que los hermeneutas no la usen. Ergo, toda la argumentación parte de una base sumamente frágil: el desconocimiento del crítico Francisco Leyva de las bases filosóficas que apuntalan su método y su terminología.
2.- Otro equívoco, éste a mi juicio muy evidente: la confusión entre “extrañeza” y “marginalidad”. Me temo que, o no conoces todos los libros que cito, o nuestra recepción de ellos ha sido muy distinta: ¿ajenas entre sí “never ever” y la obra de Sampedro, y diferente ésta de la de Joel Plata, y ajena y distinta esta última al poema de Jair?... No puedo coincidir. Es más, déjame voy a mi librero y saco así, al azar: “ero ero relojero / cosas que no a diario veo / perdido el sentido el compás / tempestades son / aguaceros hay / no es el tiempo / enfermedad / relojeros son / relojeros hay / yo soy / yo ay / tac tac tac tac (…) banqueta llena de zapatos mi suerte” (Ricardo Castillo, 1989); “eructos de girasol de viento helado / la tormenta sopla la sal del corazón como una banda de música / era el invierno otra vuelta en la rueda (…) / al primero que veas dispara / alto o disparo / bang / el ángel de la guarda se desploma / libertad un litro de sonetos (…) / el nuevo modelo de helicóptero ha llegado / ahora sabes que tu vida no es tuya” (Joel Plata, 1992); “un oboe cuenta su preludio de ozono / rebota una cáscara violeta sin remedio / amanece flor después en tu corpiño tenue / combinación de grillo y mataperro basta / la vaca paciendo se derrumba intocada / su rabo madura dulce o fatídico de música / el firmamento ha metido su armónica filosa / nuestro prado florece en esta ruina / y es como si yo también lo abandonara” (Sampedro, 1975).
Marginalidad y extrañeza son dos cosas distintas: los poemas de Brodsky fueron marginales en la URSS, pero nada extraños: eran la continuidad de la estética acmeísta. En cambio, Rimbaud resultó bastante extraño a sus contemporáneos sin ser marginal (al menos no estéticamente marginal: la plana mayor de la poesía francesa lo avaló desde niño). Kafka era marginal y extraño. Pound, extraño y canónico. El poema de Jair puede ser, convengo, extrañísimo en-tu-horizonte-cultural (y aquí volvemos, zaz, a la teoría de la recepción). Pero, como expuse antes, hay una incompatibilidad de principios ontológicos (y éticos) entre la recepción (“extraño”) y lo incognoscible (“grandeza”).
No me lo tomes a grosería; pero no les veo a tus argumentos solidez alguna.
3.- Por otra parte, señalas un inmenso error de mi parte: acusar a los jóvenes lectores del df de leer, todos, con la misma superficialidad que tú. Esa declaración mía no sólo es beligerante: es injusta y es tonta. Eso me pasa por publicar sin editarme bien.
4.- No estoy planteando un discurso norte contra centro de México. Aunque, si lo planteara, no estaría resucitándolo: hace pocos meses se discutió en una revista francesa, asumo que se discutirá en el Fet a Mexic de Barcelona, y a él se han referido académicos serios en diversos congresos nacionales e internacionales.
5.- Hay algo que a medias me divierte y a medias me alarma: la ira de tu reacción. Carnal, yo no te estoy prohibiendo nada. No soy un censor. Te critico porque estoy en desacuerdo contigo, porque vivo en un país donde puedo hacerlo (todavía). Digo: tus argumentos son endebles. Pregunto: ¿no estamos abusando de…? etcétera. Señalo: me parece que estas apreciaciones desaforadas (a fuer de absolutas y potentes) tienen como consecuencia el debilitamiento de la reflexión literaria. A mí me da gusto que no te dé miedo; el miedo es una sensación repugnante. Yo no quiero que algo te dé miedo: me gustaría, en todo caso, que te diera curiosidad saber si existe la remotísima posibilidad de que estés equivocado. (Pero veo que no; empiezo a sospechar que en este país el único lector de poesía que es susceptible de cometer errores de juicio soy yo).
Ahora que, yo quién soy para querer que seas curioso: para que sigas viviendo (todavía) en un país donde puedes decir lo que sea sin que nadie se atreva a opinar que eres insensato (que así es, en realidad, nuestro país) te prometo no volver a criticarte. Y si lo que te molestó es que te dijera que leas más poesía, perdón, tienes toda la razón: no me hagas caso.
Saludos,
J.
Yo creo que eres demasiado laberíntico Julián. No me lo tomes a mal. En tu poesía eres llano, directo, coloquial; pero en tu intento ensayístico bloggero armas todo un tinglado en donde veo, eso sí, muchas referencias, muchas citas, pero poco asunto didáctico. Entonces ¿yo a quién le creo?: al julián poeta o al julián que quiere revelar las verdades eternas de la poesía? Te confieso, yo no sé mucho de poesía, pero si te leo entiendo mucho menos. Como que no pones (aunque numeres tus comentarios) en orden tus ideas. Un saludo a Eduardo de Gortari!!
Juliàn:
No me parece que sea un error de "ediciòn" tu afirmaciòn. Si tanto reflexionas, una afirmaciòn asì no se hace tan a la ligera. Mejor responzabilìzate o asume tus opiniones. Al rato vas a salir con que todo lo que has dicho es por andar "editàndote mal". ¿este es tu nivel de Crìtica? ¿Decir y luego desdecirte? Cuando estès en el DF, puedes venir a la sala de lectura que yo coordino, ubicada en Mapimì · 34, Col. Valle Gòmez, veràs, te lo aseguro, que muchos "lectores jòvenes del DF" tienen cosas màs interesantes que decir que lo que has venido planteando. La opinìòn de Francisco Leva es la de un lector que opina desde su lectura, no veo por què tu saña hacia èl. ¿No has pensado que estàs ahuyentando a los lectores de poesìa? ¿no has pensado que tu falta de acuerdo con los demàs es un problema tuyo y no de los que ven en la poesìa una forma de diàlogo personal, un momento de comuniòn con algo? Ezra Pound, el mismo que citas, decìa que no hay que tomar los consejos de alguien sobre el Tenis hasta no verlo jugar en la cancha. Yo no veo esa destreza en tu juego.
Antonio Echagoyan
Julián: No podía dejar de corresponder tu cortesía. Así que leí con mayor atención los poemas que presentas en este blog y aquí los comento a la luz de otras reflexiones.
“El fenómeno Julián Herbert”
Me ocupo de la labor de Julián Herbert desde tres perspectivas. Abordo 1) su poesía 2) su discurso crítico y 3) su quehacer en el campo literario.
POEMAS
Si nos ocupamos del autor modelo Julián Herbert, es decir, del estilo Julián Herbert, podemos encontrar rasgos interesantes. Cabe aclarar que al hablar de autor modelo, como pensaba Eco, nos referimos a una instancia semiótica, a una “inteligencia” de construcción y composición, nunca al autor fáctico nacido en Acapulco en 1971. Ese autor no nos interesa (nos situamos en el nivel de la inmanencia del discurso estético-literario) porque apelamos a la autonomía literaria, esencial para PENSAR la literatura con rigor.
Poema por poema encontramos lo siguiente:
1) “MacDonald’s” es inconsistente desde el primer verso: “Nunca te enamores de 1 kilo/ de carne molida”. Si consideramos que un verso es unidad rítmica y unidad semántica, el corte abrupto nos hace creer que está mal escindido, mal escrito. Además, llama la atención que el verso está vacío, no dice nada, es una oración de carácter anómalo, si recordamos la gramática generativa de Chomsky. Este verso sustenta el poema; parece buscar el plano de la connotación pero no alcanza a dar el salto de calidad del signo al símbolo. Esta oración denota. No estaría de más decir que la estructura “Nunca te enamores” (ni musical ni cadenciosa, ni electrizante) se repite hasta en 10 (diez) ocasiones en un poema de 39 líneas. Esta recurrencia exhibe pobreza sintáctica, escasez de recursos para construir el poema. En conclusión: es un verso gratuito, no comunica, no dice nada (y es axial en el texto!).
El poema tiene la estructura de una enumeración. Cito: “Nunca te enamores de este/ polvo enamorado, la tos/ muerta de un nombre (Ana,/ Claudia, Tania: no importa,/ todo nombre morirá), una llama/ que se ahoga”. O el siguiente fragmento: “Nunca te enamores de la muerte,/ su lujuria de doncella,/ su sevicia de perro,/ su tacto de comadrona”. Hay un problema gramatical en estas construcciones. En ambas, el segundo sintagma no progresivo, la segunda pluralidad (la tos muerta de un nombre; su lujuria de doncella), carece de nexo, le falta un de. Ruptura de la norma. Eco pensó en Tratado de semiótica general, siguiendo a Coseriu y a Dámaso Alonso, que la ruptura de la norma es la condición esencial de la literatura. En el caso de estas líneas, al no advertir la intencionalidad estética de esa alteración pensamos, simplemente, en deficiencia de la redacción, en una frase mal escrita.
La oración “Nunca te enamores/ del soneto de otro” parece gratuita. Y Surge entonces la pregunta ¿eso de dónde salió? ¿Por qué viene a colación? ¿De qué estábamos hablando? Es un verso inconexo, aislado, carente de sentido dentro del contenido global. Involuntariamente el autor modelo rompe la isotopía y atenta, con mala fortuna, contra la lógica y la cohesión del poema. Aristóteles reprobaría la fractura de la unidad temática.
La mayor virtud del poema es la búsqueda de un ritmo que pretende ser vertiginoso. Aunque no siempre se logra. Hay momentos de descuido formal: “Nunca te enamores en hoteles, en/ pretérito simple, en papel/ membretado, en películas porno,/ en ojos fulminantes como tumbas celestes,/ en hablas clandestinas, en boleros, en libros/ de Denis de Rougemont./ En el speed, en el alcohol,/ en la Beatriz,/ en el perol:”. Y ese ritmo con voluntad de vértigo no se consigue porque el autor modelo comete equivocaciones y graves yerros. “Alcohol” y “perol” crean una muy sonora rima consonante que altera el ritmo irregular que arriba se propone. El autor modelo, por una mala ejecución, actúa en detrimento de su propia intentio autoris.
El texto descansa sobre un epitrocasmo que se presenta en forma negativa y no puede alcanzar, debido a la ingravidez de la forma del contenido, la ironía. La enumeración es simple y la sucesión de los sintagmas no progresivos pareciera más cercana al automatismo psíquico que al discurso de carácter reflexivo. De esto se desprende una reflexión breve en torno al cierre del discurso. La enumeración de carácter negativo degenera en un final previsible: “Nunca te enamores en hoteles, en/ pretérito simple, en papel/ membretado, en películas porno,/ en ojos fulminantes como tumbas celestes,/ en hablas clandestinas, en boleros, en libros/ de Denis de Rougemont./ En el speed, en el alcohol,/ en la Beatriz,/ en el perol:/ nunca te enamores de 1 kilo de carne molida./ Nunca./ No.”. Paul Valéry pensaba que en ocasiones la calidad de un poema radica en su sorpresa. Según eso, la previsibilidad del desenlace atenta contra la calidad del poema.
Es muy notoria la pobreza sintáctica del autor modelo Julián Herbert. Da cuenta de ello la manera de construir comparaciones. Invariablemente recurre al “como”, nunca se buscan alternativas. La pereza o la inconsciencia para construir el discurso se muestran en repetidas ocasiones y evidencian la limitación de recursos: “en ojos fulminantes como tumbas celestes”; “nada en la mente sino sogas como cunas”. Habría que recordar que ya desde el ultraísmo se cuestionaba el empleo del nexo “como” y que el canon no es sino la suma de las conquistas estéticas a través del tiempo.
Quizá el poema, en el plano de la forma del contenido, da cuenta de una reflexión moral. Intrascendente, según creo, porque carece de tesis. No alcanzan los argumentos que propone el autor modelo. Texto ingrávido en este nivel.
El plano de la forma de la expresión, como hemos visto, presenta descuidos e inconsistencias. No hay solidaridad entre ambos planos. No se rompe nunca la arbitrariedad del signo, no hay motivación.
El texto denota, nunca emprende el salto de calidad hacia lo simbólico, se estanca en la esfera de lo sígnico. Por otro lado, el poema no sobresale por (ni fundamenta sus potencias en) la forma de la expresión. Por tanto, es cuestionable su literariedad, su calidad. En mi opinión se trata de un texto muy mediano, gris, nada sorprendente, malo incluso.
(segunda parte...)
2) El poema “Don Juan derrotado”, pienso, es el mejor de los que aquí se presentan. Hay vértigo y cierta emoción. Pero presenta también inconsistencias y limitaciones que aminoran los aciertos.
El poema no está cifrado en la precisión, no es económico. Le sobran palabras: “Todas mis mujeres quieren estar con otro./ Me abandonan por un adolescente,/ alaban a su esposo mientras yo las estrecho”. A este último verso le sobra el pronombre “yo”, sobrentendido por la forma del verbo. Inmediatamente viene una rima consonante que desbarata el ritmo que el autor modelo viene proponiendo: “se van con periodistas,/ con autistas,/ con rubios bien dotados, con guerreros/ y cantantes venidos de ultramar”. A momentos me parece que no coincide el tema del poema con el ritmo que propone. El tema, grave, solemne, doloroso de algún modo, choca con el tono de opereta que se aprecia a momentos (aparición de rima consonante, terminación de la estrofa con sílaba aguda). Hay un divorcio entre la forma de la expresión y la forma del contenido que deviene en una mutilación del sentimiento.
Después aparece una estrofa en donde el autor modelo Julián Herbert muestra capacidad: “Todas son bárbaras, histéricas,/ infieles: me acarician/ con el filo azorado de un puñal de lencería/ y se lanzan a bailar en la inmunda taberna/ montadas en los ácidos corceles de amor”. Siendo más papistas que el Papa podríamos referir una sobreadjetivación. Pero es necesario decir también que en este fragmento aparecen quizá los mejores versos que le he leído a este autor modelo: “me acarician/ con el filo azorado de un puñal de lencería”. Un verso cadencioso y de fina manufactura. Este es el mejor momento de la poesía que aquí se nos presenta.
Cuando se prefiere la reflexión a la intuición se alcanzan momentos de calidad: “(Siempre bailan con otro:/ mi vida es un gazapo entre las pausas de la orquesta)”. Zarpazos de buena poesía.
Después la estrofa que dice: “Yo las deseo entrecordatamente,/ como un caimán imbécil y violento/ que gusta de la presa aderezada con veneno”. Nuevamente abundancia de adjetivos. Y otra vez una asonancia que, mediante el cariz de dulzura que importa, mutila el sentimiento de dolor. Es decir, hay siempre un falseamiento de la emoción, nunca una penetración profunda, siempre se retoza en la superficie del afecto.
Este poema, igual que otros, abusa del nexo “como” para construir comparaciones (“Yo las deseo entrecortadamente,/ como un caimán imbécil...”; “Me arrojan de sus vidas como a un príncipe azul”; “me siento como César...”). El más que evidente facilismo de construcción no permite hablar de un gran poema. Es inconsistente. Falta inventiva, hay limitaciones léxicas y miseria sintáctica. Ni hablar de los equívocos en la puntuación: hay comas que sobran: “Yo las deseo entrecortadamente,/ como un caimán imbécil y violento”.
3) “Tan claro como una tumba” da cuenta, desde el título, (otra vez!) de pobreza sintáctica. Aburren las comparaciones de este tipo, abruman, agobian. Se trata del peor texto de la serie según mi perspectiva. Es denotativo y jamás se supera el plano de la denotación. Se propone un signo, jamás un símbolo.
Se plantea un ritmo atropellado que simplemente no fluye: “Vine a morir -farsa back pack, para un camión/ destartalado-/ en el ojo de un hongo alucinógeno Y tú/ te reíste y quitaste con tus uñas/ las bacterias:/ pedacitos de piel muerta de mi cara”. La lectura se trompica, no avanza. Y podemos recordar a Pound cuando escribe que “cuando ese ritmo, o cuando la melodía o la secuencia de vocales y consonantes parece llevar en sí, realmente, la huella de la emoción que el poema intenta comunicar, decimos que esa parte de la obra es buena». La estrategia textual Julián Herbert hace lo contrario, la emoción zozobra en el ritmo. Y quizá esta es una característica del autor modelo: se prefiere un ritmo cercano a la prosa que, pareciera, muestra voluntad de versificarse. Eso produce una alteración de los códigos propios del género. Y en este punto debemos seguir a Paolo Fabri cuando afirma que “si hay signos y comunicación es porque hay un código subyacente que regula sus funcionamientos, posibilidades y límites”. He llegado a pensar (esto sólo como una idea suelta) que la estrategia textual se siente más cómoda en la prosa y que, por tanto, la forma del contenido (la emoción) se falsea y se finge en el ritmo del verso. De antemano se sabe la importancia de la prosa en la poesía y viceversa, aquí se alude, más bien, a un ritmo que falsea su emoción y que, de ese modo, altera los códigos propios de la poesía. En otras palabras, el contenido no se ajusta a su soporte material. Y Pound otra vez: “Por verso malo quiero decir, sea regular o libre, aquel que pretenda acceder a alguna emoción en cuyo nacimiento no ayudó. También quiero decir verso hecho por quienes no tienen pericia suficiente [una estrategia textual limitada] para que las palabras se muevan al ritmo de la emoción creadora”. Las acotaciones son nuestras.
Hay, en ese primer fragmento de “Tan claro como una tumba”, una estrofa que dice: “Espié la lentitud. La arboleda desnuda/ como una sibila al entrar en su baño./ Vi más abajo las cenizas/ de otra sibila adulterada,/ ojos en éxtasis las hojas calcinadas,/ una hipodérmica vacía de cielo en su mano”. Observamos una rima consonante (adulterada-calcinada) y una asonancia (baño-mano) que de nueva cuenta atentan contra el ritmo de delirio del poema.
El texto se aprecia inconexo, ideas sueltas, errático fluir de conciencia, dispersión, falta de unidad temática. ¡Vanguardia! se podría pensar. Yo, más bien, creo que tras la máscara de la vanguardia se ocultan limitantes de composición. Si consideramos la globalidad del texto-signo podríamos suponer incluso que, en el plano de la sustancia del contenido, la estrategia textual está dominada por una especie de afasia sensorial caracterizada por la logorrea, ese hablar por hablar, ese decir disparatado próximo al de los estados alterados. Esta es una constante del autor modelo, no sólo en este poema sino en vario otros. De ahí probablemente la falta de unidad temática y la existencia de versos sueltos y gratuitos. Y cito: “Frases cúbicas, ideas/ refractarias a su peso de fractal”; “viejos y grises y pálidos billetes/ defenestrados al alba en canteras de euforia,/ en farmacias de la tierra prometida”; “y el doctor Freud es un perro lamiéndose el glande doblado sobre su propio esqueleto”. Volvemos a lo mismo: enunciados anómalos.
El fragmento segundo del poema es interesante porque por ningún lado circula la poesía: “Compramos dos viajes de hongos/ por 80 pesos./ rentamos la cabaña por 70./ La comida era barata./ El dinero nos ha seguido desde el norte/ por todas las carreteras-/ quiero decir, nos ha dejado”. Ritmo? No. Imagen? No. Tensión? No. Cuidado de la forma de la expresión? Ninguno. ¿Qué hay entonces? ¿Detrás de qué palabra, de qué sustantivo, en dónde está aquí lo poético? Creo que la poesía, para ser poesía, debe atenerse a códigos de género y ser más que la mera intención de ser poesía. La intención no basta, no alcanza. Se requiere superar la esfera del facilismo.
Ir más allá sería penoso. Y aburrido.
La estrategia Julián Herbert merece atención, particularmente, por el poema “Pitágoras la voz”. Es ahí donde muestra su mayor capacidad. Sin embargo, los yerros formales de sus textos dan cuenta de un autor modelo inconsistente. El estilo Julián Herbert, pues, carece de la precisión y la perfección de lo que conocemos bajo el nombre de “buena poesía”.
(tercera parte y última)
EL DISCURSO CRÍTICO:
Para nadie es desconocido que la crítica literaria ha carecido de rigor en México. Nunca o casi nunca ha partido de la teoría literaria y, más bien, se ha desarrollado a la sombra de la impresión (aguda muchas veces) y el sentido común. El riesgo de este método es que se conjetura sin previa descripción del texto lo cual, a mi entender, es un problema metodológico grave.
Julián Herbert ha opinado (muy válido) sobre poesía en repetidas ocasiones, en diversos textos. Al considerar lo que le he leído en este blog pienso que su crítica carece de sustento teórico y adolece de rigor: salta de una categoría a otra indiscriminadamente, inventa conceptos absurdos, comete imprecisiones técnicas, pasa por alto los aportes de las ciencias del lenguaje, etc (para muestra cualquier entrada de las afinidades electivas). De ese modo se crea un discurso crítico endeble. Esta ingenuidad, por no decir limitación, crítica obstaculiza y enrarece el estudio de la literatura.
El sentido común y el impresionismo tienen carácter positivo siempre y cuando no entorpezcan las descripciones. La poesía mexicana merece discursos al menos fundados en el orden metodológico que impone la teoría literaria.
JULIÁN HERBERT EN EL CAMPO LITERARIO
De un tiempo a esta parte me llama la atención (y soy subjetivo en ello) el rol que pretende jugar Julián Herbert en el campo literario. Le he leído si no ataques sí críticas a poetas que parecen ser esenciales para comprender la poesía mexicana reciente. La crítica, el señalamiento, se hace desde la perspectiva de la sociología de la literatura. El objetivo de ese ejercicio normalmente es extratextual. Me parece, pienso, supongo, que esto deriva de una intención por constituirse en referencia obligada de la poesía que él llama “emergente”. Refuerzo mi idea al conocer el foro “Pensar la poesía” de este blog. Sin embargo, sin ofensa alguna, desde mi modo de ver las cosas (siempre parcial, siempre limitado), desde mi verdad débil, sostengo que Julián Herbert carece de los elementos para lograrlo. Lo expuse antes: me parece un poeta inconsistente y con limitaciones formales. Un poeta intuitivo, de chispazos y ocurrencias. Su discurso crítico es animoso pero evidencia ignorancia teórica. Es un crítico del sentido común. Por todo ello, creo que hemos sobrevalorado su labor y que su prestigio no está a la altura de su obra.
Alí Calderón.
¿"lectores jòvenes del Df"? No pensè que a estas alturas del internet hubiera alguien afirmando tal cosa. Deveras no pensè que un poeta tuviera ese tipo de ideas. Pero bien que goza de las becas que da el centro del paìs. ya que este es un medio pùblico, te pido congruencia. Arturo Dàvalos. Lector del DF
Ese Julián, ánimo poeta, no te desanimes, confíamos en que en el siguiente round le podrás ganar, aunque en este hayas tenido que utlizar diccionario pa entenderle al otro poeta ese... Pero acá la banda del norte te soporta...
Everaldo Begines
Ese Herbert, tan rápido y tan fácil te callaron la boca... Puedes contestarle al vato ese o lo hacemos nosotros...
L.B.D.S.
Pues yo soy del Norte y no soporto esas afirmaciones del tal julián herbert. Yo no creo en las generalidades a las que alude al atacar a los "lectores jóvenes del DF". Yo creo que existen lectores y que cada uno tiene lecturas distintas, dignas de ser siempre reconocidas.
Luis Mendoza Villarreal. Reynosa, Tamps.
Alí,
Como había prometido, te doy acuse de recibo y agradezco una vez más tus atenciones. Me concentro ante todo en tu método. No me detengo demasiado en la sustancia de tu crítica por dos razones: me parece que cuando un poeta pretende acotar las opiniones acerca de su obra está implícitamente subestimando a quien lo critica, y jamás te alargaría un gesto tan descortés. Me parece, también, que un poeta ha de confiar muy poco en el vigor de su escritura para creer que ésta requiere de defensa alguna.
Empiezo con cuatro apuntes:
1.- Espero que compartamos el infierno de la complejidad. Porque si a mí un lector me dice que soy innecesariamente complejo y la aridez de tu prosa crítica es recibida con silencio o beneplácito, entonces sí que me equivoqué: no estoy entre lectores de poesía, sino entre estudiantes más familiarizados con la jerga teórica que con la literatura (de cuya existencia dicha jerga es correlato, no matriz). O sí estoy entre lectores: pero jugando de visitante y sentado entre la barra brava del equipo local.
2.- “Nunca te enamores del soneto de otro” no es, como propone tu “misreading”, un sintagma aislado: si no lo mencionas no me habría dado cuenta de lo desencaminado que iba tu análisis. El fragmento se refiere sobre todo (aunque no exclusivamente) a dos frases que aparecen previamente en el mismo poema: “polvo enamorado” y “una llama que se ahoga”. Una cita textual y una cita/oxímoron -ambas tomadas de “Amor constante más allá de la muerte”, soneto de Francisco de Quevedo. “McDonald´s” es versión libre –encabalgamientos y antiplatonismo incluidos- “del soneto de otro”. (Por supuesto, ningún lector está obligado a conocer ese intertexto. Pero tú sí lo conocías, ¿no?... Eres un degustador de la tradición lírica española, y este es sin duda el soneto más reproducido y comentado en la historia de nuestra lengua; hasta alguien que “no sabe mucho de poesía” lo leyó alguna vez en la preparatoria). De pronto recordé un artículo de don Antonio Alatorre: narra que un lingüista estructural (creo que egresado de la Universidad de Puebla) dedicó en cierto congreso un ensayo al verso libre de Antonio Machado; un ensayo impecable si no fuera porque el poema que analizaba está escrito en versos medidos.
3.- Coincido con estas dos apreciaciones: un tema grave abordado con la emoción de una opereta (Julio Trujillo lo expuso, creo, con plasticidad inmejorable: un tono que combina a Catulo con Tin Tan) y un pasaje en verso que carece de toda intención lírica (digo “lírica” en su acepción tradicional: escritura cantabile). Me sorprende un poco que ambos ejercicios te parezcan ya no malogrados, sino inconcebibles, erróneos desde la intención: yo no inventé esas posibilidades (brincos diera), están en el centro de la discusión literaria por lo menos desde principios del siglo XX (en México aparecen en textos y autores a mi juicio fundamentales: Lizalde –“Para una reescitura de Acuña”, “Bravata del jactancioso”-, Deniz, Octavio Paz en “El mono gramático”). No me malinterpretes: no quiero poner en aprecio mi ejecución (tú no cuestionas mi ejecución sino la técnica misma); señalo la importancia histórica de determinadas prácticas poéticas que desechas de un plumazo porque no se ajustan a tu preconcepción de lo que “debe ser” la poesía. (Por cierto, preconcepción implica rechazo de la estética de la formatividad de Pareyson; lo que me conflictúa cuando tu análisis parte de Eco y se pretende semiótico. Pero no me voy a ir por esa ruta porque acabaría en Croce, y ya vi que en esta página te multan –o te acusan de saña, o de ser un espantalectores- cuando citas a un filósofo).
4.- Por lo que dices, intuyo que hubiera sido menos aburrido para ti comentar “Pitágoras la voz”. Pero, por supuesto, no estaba en tu interés. Eso lleva implícita una carga sociológica (pero esto de seguro ya lo sabes, puesto que eres un crítico blindado contra la contradicción y el interés extra analítico). No digo que ese poema valga gran cosa: digo que tú lo celebras, pero luego decides que es menos digno de exégesis que mis malos poemas. Objetivamente, no me explico por qué. Subjetivamente, se me ocurren algunas razones que prefiero reservarme. (Claro, ahora puedes acudir de nuevo a ese texto y decir que “siempre no”: no es bueno. Pero sería poco serio, ¿no te parece?)
Percibo en tu perspectiva teórica (en la perspectiva: no en las opiniones) un agujero por el que podría transitar un elefante: partes de Umberto Eco para emprender un análisis que prescinde de la referencia intertextual y contextual (una cita de Quevedo, las estéticas históricas que promueven el oxímoron no como figura aislada sino como base estilística de todo el discurso –práctica que se remonta al menos hasta el Quijote y que ha sido documentada por numerosos cervantistas-, la exégesis de un texto mío que valoras positivamente). Es decir, aplicas una teoría partiendo sólo de uno de sus componentes (el autor modelo) y dejando de lado cualquier información que pudiera debilitar lo meramente descriptivo: la formulación apriorística. Eso tiene un nombre: inconsistencia teórica. Lo mismo de lo que me acusas a mí, sólo que yo expongo un ejemplo concreto de lo que digo.
(By the way, y aprovechando que me queda cerquita la Estación “Crítica Paratextual”: el muchacho de camisa cuadrada que aparece junto a Julián Herbert se llama Maruca; me da gusto que finalmente alguien haya reparado en la broma).
Por otro lado, te agradezco que me retires el título mobiliario de “prestigiado” o “prestigioso”: nunca me sentí a gusto con él.Y digo que me lo retiras porque nunca ningún otro crítico o lector me lo impuso: solamente tú, en la presentación de Alforja y en un artículo aparecido en Crítica. Me inquieta un poquito, por otro lado, el proceso de mi defenestración: a) Julián Herbert es, según Alí Calderón, un poeta de “prestigio”; b) Julián Herbert se atreve a criticar los poemas de Alí Calderón; c) Alí Calderón repara por primera vez en los poemas de Julián y decide que siempre no se merece el título que originalmente (y al parecer sin leerlo) le había concedido. Me inquieta no por lo que dices de mí, sino por lo que me da a pensar en torno a lo que opinas de otros autores… ¿Tampoco a ellos los habrás leído antes de “prestigiarlos”?... Porque en tal caso me temo que será bastantita la tarea pendiente. Y aquí mi duda puede ser paranoica pero no ilegítima: ahí están tus palabras en la revista Crítica.
Me surge la duda, también, de a qué entidad se refiere la conjugación en primera persona plural de la frase “ creo que hemos sobrevalorado su labor y que su prestigio no está a la altura de su obra”. Si se trata del nominal Alí Calderón expresado en mayestático, creo que es una construcción excéntrica y megalómana, pero aceptable. Si se trata de un señalamiento que abarca a la comunidad que visita esta página, de la cual Alí Calderón se ha erigido en representante, tampoco me molesta; sólo que esa postura evidenciaría que es Alí Calderón quien se autoproclama mentor y guía de esta fiera y alegre comunidad de conversadores, no yo. Ahora que, si esa primera persona del plural se refiere a todo contexto literario (lectores, editores, traductores, jurados, críticos que alguna vez se han ocupado del “autor modelo” cuyo representante erótico y tanático y jurídico suelo ser yo cada vez que él tiene que viajar fuera de las paradisíacas playas de lo inefable), entonces (¡oh, no!) estoy perdido. En tal caso la crítica de Alí no es, como supuse al principio, la opinión seria de un lector acucioso, sino la relatoría de un congreso internacional celebrado a mis (¿modélicas?) espaldas, y en el marco del cual fueron (por arrolladora mayoría) removidos todos mis privilegios.
Como dije: agradezco muchìsimo la lectura (o el congreso). Y te dejo aquí un abrazo sin puñal.
J.
Por otra parte, Alí, tengo algunas réplicas a lo que tú y otros lectores perciben de mi postura crítica.
Primero: ¿quiénes son esos poetas "esenciales" a los que he venido cuestionando o “atacando”?... ¿Te refieres a Luis Vicente de Aguinaga, León Plascencia Ñol, Ernesto Lumbreras, Luigi Amara?... Porque en tu reseña de “A contraluz” no pareces opinar lo mismo: ni consideras que yo los ataque ni afirmas que esté mal el atacarlos (así sea de manera sesgada). ¿Te refieres a Jorge Fernández Granados? Manifesté en un artículo mi desacuerdo con un escrito en prosa de un poeta al que admiro muchísimo, un crítico al que aprecio y cuyas opiniones he seguido y citado constantemente, un amigo que ha sido generoso conmigo y al que sigo queriendo mucho, un escritor al que puedo cuestionar, pero cuya importancia me parece fuera de duda. ¿Desde cuándo estar en desacuerdo significa “atacar”?... Ahora que, si te refieres a mis comentarios sobre tu obra y eres tú por lo tanto el "poeta esencial" al que he “atacado”: te ofrezco, junto con mi perplejidad, mi más encarecida disculpa.
Segundo:“las elecciones” no es ni un organismo colegiado ni una revista de ensayos; es una sala de conversación. Confundir lo que aquí se publica con lo que se publica en el ámbito ensayístico me parece no sólo insustancial (he insistido en ello muchas veces) sino interesado. ¿Tiene sentido hacer crítica literaria desde la charla?... Por supuesto. ¿Debe dicha crítica considerarse como definitiva? Me parece que no. En primer lugar, por la velocidad que requiere la respuesta; habida cuenta del número de interlocutores, no responder pronto implica dejar acéfala la invitación al diàlogo. En segundo lugar, es imposible mantener aquí un discurso crítico estable (a menos que, como has hecho tú y a lo que condesciendo yo ahora, se opte por elegir un solo interlocutor y escribir mensajes cuya extensión linda más con el ensayo o con el monólogo que con la plática): hay muchos y variados interlocutores. Alguien habla de teoría de la recepción, otro te pide que seas más didáctico, un lector –pobrecito- dice que no soporta mis comentarios y no sé por qué razón ajena a su voluntad tiene que tolerarlos, uno más elige –no sé si por maldad o por mero terror involuntario– a un sabio invidente como padrino para un duelo, muchachas viajan a San José o permanecen en Maracaibo, alguien que dice no saber de poesía te acusa de ser poco claro (¿qué harías si fueras panbolero y alguien a quien no le gusta el futbol te dijera que la regla del fuera de lugar está mal porque no la entiende?), un joven inteligente confunde la formación académica con la verdad o con la destreza para leer poesía, otro te pregunta cómo se llama tu mascota (el animalito ése de la camisa a cuadros)…
La conversación es un arte; incluso cuando se trata de esta árida clase de conversación. Es, en sí misma, un género de oralidad; entre sus ademanes se cuenta –y ya los romanos lo sabían- la contradicción: nunca me desdigo de lo que he puesto en ensayos, sólo de un par de frases que aparecen en estas charlas. Nada más los imbéciles y los líderes sindicales (y algunos profes que son mitad y mitad de estas dos cosas) carecen del coraje necesario para contradecirse en una conversación amistosa. Por lo demás, creo que hay que hospedar en la charla a la mayor cantidad posible de interlocutores, ser capaz de trasladarse a ámbitos teóricos, filosóficos o anecdóticos si el contexto así lo requiere, sin importar que esté sacrificándose el “prestigio”, la precisión teórica e incluso la unidad de pensamiento. ¿Por qué? Porque soy un lector (y en esto estoy de acuerdo contigo, Alí): no un maestro. Y me interesa cuestionar al lector, mi semejante. De otro modo, ¿qué caso tendría opinar aquí?... ¿No sería más seguro y menos irritante publicar, simplemente, ensayos: con más tiempo y espacio textual para construir estructuras, con menos y más claramente definidos detractores, con el amparo del “prestigio” que dan las llamadas “publicaciones serias”?... O ¿por qué crees que muchos otros poetas de “prestigio” no discuten en este ámbito? Evidentemente, porque se trata de un medio lo suficientemente abierto y virulento e indiscriminado y desprestigiado como para ser, también, subversivo. Si me importara tanto como supones el ser un “líder de opinión”, jamás cometería la ingenuidad de elegir este medio para consolidarme: el poder entendido como maquiavelismo no radica en tu capacidad de argumentación, sino en tus acciones concretas (porque son reductibles al lenguaje aparentemente neutro de la información) y en los foros que eliges para realizarlas (y los foros idóneos son aquellos donde tu interlocutor se haya en estado latente: no puede contradecirte). (Pero todo esto tú ya lo sabías, ¿no?... Es una bagatela de la sociología estructural, y tú eres un académico especializado en semiótica).
Por último, es cierto que mis críticas (tanto ensayísticas como bloggeras) poseen un componente sociológico. Pero esto no es un producto patentado por mí, sino por las condiciones del terreno: en el último par de años han aparecido en forma constante artículos de esa índole firmados por Jorge Fernández Granados, Alí Calderón, Luis Armenta Malpica, Jorge Mendoza, Daniel Téllez, Pablo Molinet, Mario Bojórquez, por mencionar algunos nombres. Asimismo, ese es el tono que, junto a amenazas guarurescas y eufemismos de grupi, predomina en este blog.
Al mismo tiempo, algunos de los autores que cité en el párrafo anterior han obtenido (y opino que merecidamente: no es mi intención descalificar a nadie) reconocimientos financieros, de crítica y de público. Ahora, uno de los autores que pusieron en el centro del discurso la crítica con vetas sociológicas (me refiero a Alí Calderón) nos dice que tal enfoque es indecente, o ignorante, o perverso. ¿Por qué?... Se me ocurre una razón. Hace muy poco declaró Jorge Mendoza que “En nuestro país, la poesía se legitima no por la calidad, no por la búsqueda, sinceridad, etcétera, sino por una serie de costumbres cortesanas y por una pestilente red de relaciones de poder y amiguismo”. Mientras este texto se cocinaba, aconteció lo siguiente: Mario Bojórquez, quien trabaja para la Fundación para las Letras Mexicanas, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007 teniendo como uno de sus jurados a Eduardo Langagne, director de dicha institución. El propio Mario y Thelma Nava (seleccionadores de los becarios en poesía de la FLM para el periodo 2006-2007) fueron miembros del jurado que otorgó a Alí Calderón el premio “Benemérito de América” 2007; el nombre de Thelma Nava aparece también entre quienes premiaron a Jair Cortés con el “Efraín Huerta” 2006; Bojórquez fue, asimismo, jurado en los concursos “Amado Nervo” 2006 y “Gutierre de Cetina” 2007, ambos concedidos a Álvaro Solís. La declaración de Mendoza no se dirige, por supuesto, a estos poetas; pero podría parecerlo así a un lector ingenuo y poco informado, ya que Mendoza no especifica quiénes son los destinatarios de sus acusaciones. Lo sociológico ha dejado de ser conveniente para algunos autores que lo ejercieron en forma privilegiada, y esto no es sólo opinión mía; así lo señala también Daniel Téllez, un crítico notable no por su prosa pero sí por su imparcialidad: “Malhora para ciertos poetas que recriminaron palmas de los otros y hoy la inercia les hace poblar espacios poéticos por ellos llamados oficiales”. No reprocho a estos autores sus logros: en un par de casos se trata incluso de poetas cuya obra admiro. Pero este manifiesto interés de Calderón por acotar una metodología crítica que han ejercido tanto él como autores que evidentemente le son cercanos me parece manipulador. Me recuerda una máxima priista: “que todo cambie para que todo siga igual”.
Puedo equivocarme, puedo errar en el método, puedo parecer un ignorante desde la perspectiva de un académico (casi ningún crítico serio podría salvarse de que los académicos lo cataloguen así: ahí están los ejemplos de Steiner, Hamburger y Bloom; ahí está la negativa de Jakobson a permitir que Nabokov diera clases de novela moderna esgrimiendo un argumento cuyo darwinismo es repugnante: “¿le pedirías a un elefante que diera clases de zoología?”). Puedo sonar poco didáctico o tener saña –se me acusa de saña por responder con argumentación filosófica a los insultos. O, simplemente, puedo ser un pinche antipático: de eso no me he avergonzado nunca.
Pero no estoy haciendo crítica para “hacerme de un nombre” en el contexto literario mexicano (no necesito hacerlo ni siquiera para "figurar" fuera de México), o para ganar eventualmente algún premio o una beca; esas cosas para mí son agua que pasó antes de que iniciaran estas discusiones; a mí la mentada "carrera literaria" me vale madre. (Por cierto: el PIB de Coahuila es uno de los tres más altos de México, y más del 50 % de la recaudación hacendaria es federal; eso me habilitaría para concursar y obtener becas aunque insultara –que no es mi intención- al centro: porque la federación no es “el centro”: ES-UNA-FEDERACIÓN. Tal vez los profesores de civismo de secundaria no han sido lo suficientemente claros al respecto). Al contrario: mis críticas no sólo no me han dado poder, sino que cotidianamente me lo quitan. Como debe de ser: opinión que no irrita a nadie es opinión que nace muerta. Para mi fortuna, yo percibo por aquí muchas respiraciones (y sé que no todas hablan: algunas de las más lúcidas sólo escuchan).
Saludos,
J.
Desconozco si hay un vínculo entre Eduardo Milán y Julián Herbert. He leído los comentarios que se hacen respecto a la mala influencia del poeta y crítico uruguayo a la poesía mexicana. Coincido en todo. Y el mismo comentario que se dirige a Julián Herbert sobre su falta de pericia teórica, se le puede hacer a Milán, quien en reiteradas ocasiones comete varias falencias en su metalenguaje.
DE LA INCONGRUENCIA A LA OBSCENIDAD
Parece que Julián Herbert tiene un desacertado gusto por las citas, o una mala memoria, o ambas cosas. Sus últimas publicaciones críticas no han hecho sino desandar el camino recorrido que ya tenía: “Pero no estoy haciendo crítica para “hacerme de un nombre” en el contexto literario mexicano (no necesito hacerlo ni siquiera para "figurar" fuera de México), o para ganar eventualmente algún premio o una beca; esas cosas para mí son agua que pasó antes de que iniciaran estas discusiones; a mí la mentada "carrera literaria" me vale madre.” (Herbert, www.lasafinidadeselectivasmexico.blogspot.com), a lo que uno se pregunta, cómo puede ser que a un autor, a cualquier autor (no digo poeta, narrador, ensayista, etc) no le importe su carrera, siendo que de ella ha vivido, ha mantenido familia, ha obtenido un estatus social que con dinero no pudo obtener (sabemos que el capital intelectual gusta de retozar con el material), me parece de las primeras incongruencias que encuentro, no sólo en el escritor, sino en cualquier persona, renegar de su “sí mismo” para poder evadir golpes que de antes le han sido asestados, mejor tener una constitución tanto ética como poética sobre lo que uno viene a hacer al mundo. Ético sería decir “no sé esto, no sé aquello” y no querer incursionar un discurso, no querer instaurarse en una instancia de la interpretación (ni siquiera digo “crítica”), porque al final de cuentas todos podemos interpretar la obra del otro, pero en el “cómo” está la cuestión o la frustración de otros. Si Julián sabe de antemano, si acepta de antemano que sus interpretaciones no están al nivel (y dicho por sus propias palabras): “Al contrario: mis críticas no sólo no me han dado poder, sino que cotidianamente me lo quitan.” (Ibid), no entiendo cuál es el afán de seguir aportando una crítica que quita prestigio a alguien que “le vale madres su carrera”, carrera que tuvo que consolidar en un momento en que no le valía madres. De ahí viene la respuesta que invariablemente da a las grupis que le acosan de todo el mundo: “Del 29 de septiembre al 6 de octubre se celebrará en Barcelona el Fet a Mexic, al que asistiremos unos diez escritores mexicanos (puedes checar los datos en el portal web)” (Ibid), a qué va Julián Herbert a Barcelona si no le importa su carrera literaria ¿No será hacerse autopropaganda? ¿Ni a darse a conocer en Europa? ¿Mucho menos a decir cuál es el panorama de la poesía mexicana actual?
Esto sólo por evidenciar las más obvias de tus acotaciones, interpretaciones, a la poesía mexicana en un blog. Veremos que también tienes inconsistencias en las críticas que haces públicas…
Antonio Escobar
Julián:
¿Pues no que ya no ibas a insistir? Deveras, mejor no te hago caso. Por lo que he visto en el foro y en esta entrada, siempre vas a querer tener la última palabra, así que te cedo la répilica, y espero que comiences, a hablar a solas y, ojalá, así puedas escucharte.
un saludo
francisco leyva
Julián:
Es el acuse de recibo más grande de la historia. Lo celebro, me parece muy bien. Así como en mi entrada respeté tu 2-1, espero ahora respetes el mío. De cualquier modo no quieres tener la última palabra ¿no? Yo tampoco pero es justo un empate en el global. Lo contrario nos enfrascaría en una discusión al infinito. Haríamos glosa de la glosa. En cualquier caso expongo aquí mis puntos y dejo más o menos clara mi posición.
Primero debo decir que me llama la atención el término “misreading”. Más allá de que apreciemos tu conocimiento del inglés, queda clarísimo que censuras, a través de esa palabra, una conjetura, una interpretación. Cosa grave, gravísima. La hermenéutica contemporánea, desde Nietzsche, sabe que en estética no hay hechos, sólo interpretaciones. Tu determinismo es autoritario. Por decreto tuyo hago una mala lectura. Censuras y tachas con espantosa equis mi lectura. Ese, según entiendo, no es el espíritu de la charla. Menos, el espíritu de la crítica literaria. Y va de nuevo: no hay hechos, sólo interpretaciones.
Por tanto, defiendo mi lectura. En realidad se trata una descripción. Como lector ingenuo, de primer nivel, leí tus poemas, la mayoría de tus libros. La guía estética más honesta con que cuento, el gusto, me dijo que tu material no era atractivo. Acaso un par de poemas. Cuando emprendí una descripción superficial supe que, desde un metalenguaje (no único, ni autoritario pero indudablemente serio) vinculado con el enfoque estructural, tus textos eran inconsistentes, mal escritos incluso.
Se agradece, por cierto, la explicación de tu poema. Aún así, las citas (evidentes) no lo salvan ni le dan sustento. No alcanzan a construir la ironía y más bien crean ruido en la comunicación. Me parece, como antes lo dije, que el problema aparece desde el primer verso que no logra lo simbólico. El asunto radica en que la intencionalidad estética naufraga en la realización. Las razones ya están explicadas arriba. La anécdota de Alatorre, otra vez, es gratuita e inconexa. Autoritaria, pues. Aquí sí priísta a la Díaz-Ordaz.
Entonces no me parece que haya mayor problema: 1) Tus poemas no me gustaron (digo esto desde la subjetividad, desde el gusto. Y ahí cada quién, no?) y 2) Desde una descripción centrada en la inmanencia del discurso estético-literario encuentro problemas formales. En suma, a partir de dos momentos, digo que tus poemas son malos. Y también es válido, no? Te puede gustar o no algo. Pero esa opinión debe respaldarse, en el mejor de los casos, con pretensión de rigor, con la mínima coherencia metodológica. Eso intenté cuando comenté tus poemas. ¿Dónde está el pecado?
Y dejo clara mi postura: Me parece, previa descripción, que TU POESÍA ES MALA.
En el punto 3 coincidimos entonces: hay mutilación del sentimiento y el contenido no se ajusta a su soporte material, ok. Los poemas que citas siempre son solidarios, siempre hacen coincidir forma de la expresión y forma del contenido. En el tuyo hay un divorcio entre ambos planos y por ello se pierde la intención. La realización es mala, me parece. ¿Cuándo sentimos en “La bravata...” inconexión o absurdo? Jamás. Lizalde plantea con precisión su contenido. La forma se trabaja en consecuencia, con el tono que amerita. En mi conjetura, eso no se logra en tu poema. Lo expliqué ya también.
“Pitágoras la voz”, sostengo, es un buen poema. Y no por sus “implicaciones sociológicas”, eso es lo de menos, importa, pero es lo de menos. Es bueno por los valores que encierra el propio texto. Por el contrario, “Tan claro como una tumba” me parece lamentable. Expliqué ya por qué. Pero sí considero importante la honestidad, decir qué te parece bueno y qué no. También me gusta el poema que empieza “Tuve esa novia...”. Me laten esos dos.
En lo referente a la perspectiva teórica digo lo siguiente: Tengo la impresión de que no conoces nada, o muy poco, de teoría literaria. El problema es que pretendes seguir una discusión sin elementos para hacerlo.
Cualquiera que haya leído alguna vez lo básico, “El curso de Lingüística general” de Saussure, sabría que el estudio literario se realiza en dos momentos: la inmanencia y la trascendencia del discurso.
En la inmanencia nos centramos en la clausura del texto. Nos importa la estrategia textual, el autor modelo, el estilo. Ahí recuperamos a Eco. En ese momento NO INTERESA el contexto y la referencia intertextual. Y lo digo otra vez: en ese momento ni la función referencial del lenguaje, ni la intertextualidad son pertinentes. Con esto ratifico que no tienes la menor idea de teoría literaria. Y mira, es válido. No pasa nada. El problema es entorpecer las descripciones y caer en el sofisma y el absurdo como sueles hacerlo en tus entradas. Y lo haces porque no te das cuenta, porque la ignorancia y la soberbia son malas consejeras. Y conste que no las censuro (hacen ambiente), más bien, doy cuenta de sus limitaciones, de su incoherencia metodológica.
En el plano de la trascendencia aparece el contexto, la intertextualidad. Pero no definen la literariedad de una obra. No por citar a Quevedo tu poema es bueno.
Yo estoy convencido que los mejores ensayos sobre poesía escritos en nuestra lengua son los de Dámaso Alonso, poeta y “académico”. Es él quien enuncia términos como “sintagma no progresivo”, etc. Su aridez, desde tu perspectiva, seguramente sería obvia. Una cosa es la aridez y otra la ignorancia.
Lo del prestigio es simple. Leemos cosas que no nos gustan, que nos parecen menores pero que son legitimadas por el aparato cultural. El prestigio de un poeta no es proporcional a su obra. Tú eres ejemplo perfecto de ello: se te nombra, se te antóloga pero tu poesía no es, según creo, suficientemente buena.
Contrario a lo que parece, en México el prestigio es cosa que se gana no escribiendo un poema sino en la vida literaria, en la real politik: alabando a quien tiene alguna influencia, por ejemplo, como haces con Milán en “A contraluz”, no?
Desde ese punto de vista eres prestigioso. Pero si sometemos a examen y descripción somera los poemas que anteceden tal prestigio, advertimos que no se corresponden, es decir, que mucho blablablá y poco glugluglú.
Si quieres recapitulamos: Comenté tus poemas y dije que son malos. Te he leído al menos desde 2004 y ahora que realicé una descripción de tu poesía reitero mi impresión de primera lectura: que tu poesía es mediana y no da mucho. También dije que, a pesar de ello, gozabas de prestigio (mecanismos legitimadores que en algún momento operaron en torno a ti). Y lo sostengo: pienso que ese prestigio está mal ganado. Pienso que la mayoría de tus poemas son malos. Pero que la gente los lea y decida. La mía sólo es una conjetura.
Ese discurso próximo a la sociología es importante. No tiene que ver con el texto estético pero sí con lo que está tras él, con lo extraliterario. La sociología más que crítica hace reflexión literaria. Este mecanismo hace denuncia para que una obra supere la pseudoconcreción y el reino de las apariencias, para que no esté fetichizada. Pero la sociología está más allá del plano de la inmanencia, sustento del texto estético. Eso debe quedar claro.
Por ello digo que tu preocupación, tu nota informativa, es perfectamente válida. Pero no su intención a pesar de que insinúas lo contrario. Es común que estéticas semejantes se atraigan. Es lo normal. En todo premio o concurso los seudónimos garantizan el anonimato.
De lo contrario podríamos suponer también lo siguiente:
Tú ganaste el Gilberto Owen, cierto? Y tu jurado fue Ernesto Lumbreras, cierto? Tu amigo, un poeta cercano a ti. El mismo que, entre otras cosas, promovió tu invitación a Oaxaca el pasado 6 de septiembre, cierto? Y uno pensaría ¿estéticas semejantes? Ciertamente no, al menos no se observa una poética parecida en sus poemas. Si fuera maledicente creería que tú eres su clientela. Si fuera, pero no lo soy.
Más aún: alguna vez fuiste jurado del premio Clemencia Isaura. Y premiaste a Luis Jorge Boone (un poeta que considero cuidadoso y con todos los merecimientos). Siguiendo tu “método” podría pensarse mal: Boone, a quien llamas “compadre”, ha sido muy cercano a ti, no? Y no pienso mal, para nada. Luis Jorge es un tipo a quien ampliamente respeto como sujeto y admiro como poeta.
Y se podría hacer una especie de genealogía de todos los premios del país, poeta por poeta. Se encontrarían cosas de esta naturaleza, los participantes del campo literario no son muchos y suelen conocerse entre sí. Yo insisto: a los premios se entra con seudónimo y eso garantiza el anonimato. Pero también es cierto: el aparato cultural de México requiere otros mecanismos de juicio y evaluación. También deberían someterse a examen los resultados de las distintas becas del país: los del sistema nacional de creadores y los del fonca. Se deberían construir procedimientos que garantizaran la transparencia, más aún, la legitimidad.
La discusión, Julián, no es una vulgar capitalización de la coyuntura. Hay algo más importante, la tradición literaria. Yo creo que en México está sucediendo algo semejante a lo que pasó en el periodo virreinal. Hay muchos poetas y no tan buena poesía. Hay infinidad de premios y mecanismos de legitimación pero el texto, en sí, no es de gran calidad. ¿Por qué? Porque nuestra poesía ha experimentado un falseamiento del gusto. Y sería interesante preguntar a la comunidad de lectores, a quienes asisten a presentaciones, etc., qué tipo de poesía le atrae, le gusta. Sería ilustrador.
Este falseamiento del gusto podría contrarrestarse con una crítica literaria fundamentada en parámetros claros de descripción. Y no se trataría de buscar el autoritarismo de la crítica. Para nada. La idea sería, más bien, valorar de algún modo la poesía. De lo contrario sólo consagramos nuestro tiempo a una farsa. Y eso es dañino.
Me platicaron que alguna vez dijiste en charla informal que había poetas que jugaban en “el equipo equivocado” refiriéndote, sociológicamente, a la lógica de los grupos y su proximidad al poder. Más allá de eso, creo que es provechoso para todos un ambiente en que la crítica sea seria, lo más honesta y honorable posible, que haya mayor transparencia en todos los ámbitos de decisión.
Indudable: ese debería ser el mejor camino.
Alí Calderón
Alí,
me parece justo: 3-3 en el global (espero que no tomes este recadito como un intento de tener la última palabra). Salvo eso de "el equipo equivocado" (que deveras no recuerdo haber dicho nunca) suscribo los últimos tres párrafos de tu mensaje.
Saludos,
J.
¿3-3? Julián, si todos tus goles son fuera de lugar. Pero bueno.
Mi querido Pedro,
acabada la charla con Alí, pensé que (como hacen los caballeros) podíamos quedarnos al margen del borrador pelikan (borrador de niño de primaria) de la descalificación. Pero, viendo que te interesa a ti jugar al relevo, está bien: conversemos. ¿Qué te parece si empezamos con unas cuantas reflexiones escandalosamente simples?:
1.- "Misreading" no es un pochismo ni una acusación autoritaria: es un concepto de teoría literaria (de teoría literaria reciente, claro: no una de esas antiguallas que enseñan muchísimos charlatanes de la docencia en las universidades mexicanas). Proviene de "The anxiety of influences", un libro cuyo estatuto académico es avalado por el Ph. D. de Harvard University (verás que no miento si te asomas a sus programas).
2.- Decirle a alguien que no sabe de teoría literaria porque emplea los conceptos en un registro o con base a una estructura conceptual y terminológica distinta a la tuya presupone esta curiosa idea: que existe algo así como una teoría unificada de la literatura. Lo que me suena comiquísimo, habida cuenta de que ni siquiera existe una teoría unificada de la relatividad o la física cuántica. Para acabar pronto: decirle a alguien que no sabe de teoría literaria porque no emplea la misma jerga (o la misma taxación de dicha jerga) de manera idéntica a la que te enseñaron tus maestros presupone la descalificación de toda reflexión literaria ajena a las estructuras meritocráticas de la academia, lo que ya la filosofía clásica señaló como un mecanismo de esclerosis en los medios universitarios europeos (vid. Max Weber). Bloom le dio un nombre impagable a ese gesto (un autoritarismo intelectual que basa su poder en tacharte de autoritario, a la manera de los comunistas que ejecutaban trotskistas durante el siglo pasado): la escuela del resentimiento.
3.- Hay una básica contradicción en la crítica del pensador a quien sustituyes en la charla: dice que mi referencia a Quevedo es obvia e innecesaria. No le reprocho el juicio pero: si era tan obvia, ¿por qué no la reconoció desde el principio, aunque fuera sólo para desestimarla, sino que, por el contrario, hizo evidente su ignorancia acerca de ese intertexto con un comentario que no deja sitio a duda?: "La oración “Nunca te enamores/ del soneto de otro” parece gratuita. Y Surge entonces la pregunta ¿eso de dónde salió? ¿Por qué viene a colación? ¿De qué estábamos hablando? Es un verso inconexo, aislado, carente de sentido dentro del contenido global"...
Seamos serios: la ignorancia no siempre es reprochable, la mentira y la manipulación siempre lo son.
Espero que estos sencillos apuntes no te parezcan "fuera de lugar": a menos, claro, que consideres que argumentar de manera pragmática es un delito en el reino de la jerga y el bufido. Y discúlpame por no usar un aparato crítico muy elaborado: los argumentos en discusión son tan endebles que no merecen mayor detenimiento.
Saludos,
J.
El partido se acabó. Ya no juegues en los vestidores soñando que pateas a la afición. Desde la tribuna la porra te saluda.
P.M.
No que no ibas a contestar Julián, ya vimos cuánto vale tu palabra jaja...
Samuel Paix
El lavadero que se traen estos señores. ¿Escritores?, ¿críticos?, ¿darán clases en una secundaria?, ¿de qué juegan? En vez del vate, el bato no es bueno ni mal poeta, sencillamente no es poeta, escribe feo como pegarle a un padre, y los que lo critican peor. Se ve la envidia que le tienen (aunque no sé de qué porque, sino si dejamos de concesiones de “aquí yo quise decir”, “no es que lo que pasa es que no tiene método” (yo diría que ni vergüenza), señores escribe espantoso). ¿Saben o no saben escribir? Si no hay talento mejor pónganse a lavar los trastes. Eso es todo. De lo que sale que hoy la gente (afortunadamente) no esté leyendo poesía. Que bueno, porque lo que hay aquí es llanamente pura chabacanería. Muy seguramente los que suscriben aquí se quejan del Código Da Vinci y Harry Potter pero qué de veras no ven la diferencia entre un poema y un informe de gobierno como los que escribe este señor que firma como Julián Herbert donde la única poesía que existe sólo sucede en los libros que citan? Huelga decir, lo que sí queda claro es que una cosa es leer y otra muy distinta deletrear. Una cosa es escribir y otra andar ahí abriendo el corral dizque de sus sentimientos (en el caso de Julián Herbert puras cabronas dudas de adolescente con problemas de autoestima) para que el lector vea solamente puros pollos maltragados y feos.
Con respecto al quesque concepto de Alejandro Méndez se queda uno bastante apendejado, ¿qué es lo que lleva a este señor a promover a tanta gente insolvente, cuando no digamos que hasta insignificante?, ¿que de plano esto está tan mal en toda América Latina?, ¿Qué de plano no hay o ya no existe ni un solo escritor decente del que uno pueda sentirse feliz y orgulloso, sin que sea mi cuate?
saludos maestro¡¡¡
ayer estuve en la charla que diste en bcn..me parecio genial aunque creo que la gente en españa no esta preparada para la poesia .ahora estoy viendo la pagina y tb la de chile( ya que soy alla)..una pregunta el texto de jaime huenun..era en quechua...creo que era en mapuche ..y si es del norte ..sera aymara...bueno..no estoy seguro..cuidese¡¡ adios
Me digeron ke se yamava "Pastilla" y ke se apellidava "Camaleón"
Saluditos Julián, ahí está la nota de lo que querías saber!!!
No entiendo por qué los amigos de Julián publican con tantas faltas de ortografía???? Por una parte, por otra, quisiera saber de quién es el libro "Sobrenaturaleza" alguien me dijo que estaba muy bueno.
Andrea García Díaz
Respuestas para un Anónimo y Andrea.
1.- Anónimo de las 8:33 AM: El bilingüismo de Huenún es, efectivamente, español/mapuche. Mala mía: desde el mismo día de la charla en la Uni de Barcelona me corrigió David Colmenares. Te ofrezco una disculpa, es que preparé la charla esa misma mañana (a mí, como a ustedes, no me avisaron con tiempo). Por otra parte, qué bueno que te latió la conversación. Creo que en Barcelona, como en toda la lengua española, hay gente a la que le late en serio la poesía; es sólo que no somos tantos como quisiéramos. Yo conocí un par de poetas que me latieron: Nuria Martínez Vernis, Josep Pedrals. Claro, tú tienes la vibra chilena (que yo envidio): en Chile la poesía se ve casi como deporte nacional.
2.- Andrea: "Sobrenaturaleza" es de Hernán Bravo Varela
Va para tres años que no leo un libro de poesía. Dicho sea de paso, nunca he pedido una beca de las que aquí hablan y no creo que jamás vaya a pedirla. Como quiera que esto sea, hará unos días alguien me recomendó este blog, alguien me recomendó que leyera a Julián Herbert (incluso me regaló un libro, La resistencia). Lo leí. Con toda buena intención entré a este blog para ver qué es lo que había. Quedé impactado con todas las cosas que dice Alí Calderón que ve en los poemas de Julián Herbert y que yo francamente no veo. No veo ni la mitad de lo que dice (es decir, no en los textos). Leí a Rocío Cerón, me pareció todavía más obtusa, ilegible, poco honesta y pedante. Después leí a otros dos o tres. Es raro, algo sí está pasando con la poesía en México, me dije, por qué uno puede disfrutar a Gamoneda, Peter Handke, Gonzalo Rojas, Viel Temperley, Juan Gelman, Quevedo, Sor Juana, Blake, W. Shakespeare, Rumi, entre otros pero no entiende dónde la verdad o la belleza, dónde la gracia o el talento de lo que escriben estas personas. Me imagino que comentarios como el mío ni siquiera importan cuando lo que se discute es si la poesía es o no deporte nacional, si es trasunto palaciego, si alguien es o no un poeta es memorable en la medida de su intachable contribución en Hacienda. Si a veces se escriben versos o si de casualidad se enamoran de un kilo de carne eso ya es otro asunto.
Va para tres años que no leo un libro de poesía. Dicho sea de paso, nunca he pedido una beca de las que aquí hablan y no creo que jamás vaya a pedirla. Como quiera que esto sea, hará unos días alguien me recomendó este blog, alguien me recomendó que leyera a Julián Herbert (incluso me regaló un libro, La resistencia). Lo leí. Con toda buena intención entré a este blog para ver qué es lo que había. Quedé impactado con todas las cosas que dice Alí Calderón que ve en los poemas de Julián Herbert y que yo francamente no veo. No veo ni la mitad de lo que dice (es decir, no en los textos). Leí a Rocío Cerón, me pareció todavía más obtusa, ilegible, poco honesta y pedante. Después leí a otros dos o tres. Es raro, algo sí está pasando con la poesía en México, me dije, por qué uno puede disfrutar a Gamoneda, Peter Handke, Gonzalo Rojas, Viel Temperley, Juan Gelman, Quevedo, Sor Juana, Blake, W. Shakespeare, Rumi, entre otros pero no entiende dónde la verdad o la belleza, dónde la gracia o el talento de lo que escriben estas personas. Me imagino que comentarios como el mío ni siquiera importan cuando lo que se discute es si la poesía es o no deporte nacional, si es trasunto palaciego, si alguien es o no un poeta es memorable en la medida de su intachable contribución en Hacienda. Si a veces se escriben versos o si de casualidad se enamoran de un kilo de carne eso ya es otro asunto.
Ya busqué el libro de Hernan B. de "Sobrenaturaleza", pero no lo encontré en ningún lado del D.F. alguien me puede decir dónde lo encuentro o en qué editorial está publicado Julián, por favor?
Ángela Duvens
comentario publicado por Julián Herbert en la entrada de Eduardo Padilla:
"Lalo,
pasé por aquí leyendo varias páginas y casi me ofendí de que nadie comente (mientras allá todos los machos se rompen la cota de -o más bien las- mallas) a uno de los poetas nuevos que yo con más felicidad leo. Pero luego regresé al verso donde hablas de los sordomudos y entendí. Así que no te digo nada: te dejo mi gesto.
Y un abrazo.
J."
las mallas, claro, las que no pueden escribir poesía, las que no tuvieron lugar en su antología El decir y el vértigo. Ay Julián, ¡por favor date cuenta de lo misógino que eres...!
Perdon (estoy en una maquina que no pone acentos): crei que las mallas eran esas cosas coloridas que se ponen los luchadores de la triple A. Crei que el juego entre malla de luchador enmascarado en vez de cota de malla bajo el casco de la armadura era una posibilidad linguistica (ahora veo que los juegos de palabras son un rasgo de misoginia, pero deveras nadie me lo habia dicho antes). Claro que tambien se me puede acusar de politicamente incorrecto por emplear una frase coloquial mexicana que todas mis amigas usan sin que nadie las censure (?que no lo politicamente correcto era luchar tambien contra la censura de genero?). O de politicamente incorrecto por enfatizar una sinonimia inevitable: la ropa de luchador comparte su campo semantico con una prenda femenina. O de politicamente incorrecto por menospreciar a los luchadores de la triple A: eso me convierte en clasista, racista o algo asi. O de politicamente incorrecto por referirme a la cota de malla de los guerreros medievales: supongo que eso me hace belicista y antimusulman, casi un aliado de Bush. O de politicamente incorrecto por mencionar en plan de broma a los sordomudos: eso me vuelve insensible a las "capacidades diferentes". O de politicamente incorrecto porque me gustan los poemas de Lalo Padilla: eso me vuelve lector de alguien que ni representa a ninguna minoria ni ha ganado premios o becas ni escribe poemas tradicionalistas, exquisitoides o militantes. O de politicamente incorrecto porque leo, publicito, comento, cito de memoria, elogio la obra (pongo por caso) de Anne Carson, Coral Bracho, Elsa Cross, las traducciones impecables de Elisa Ramirez y Pura Lopez Colome, la escritura envidiable de poetas como Angelica Freitas, Camila Do Valle, Alessandra Molina, Damaris Calderon, Mayra Santos-Febres, Silvia Figueroa; escritoras que me encantan pero tienen un defectito que las hace a ellas tambien politicamente incorrectas en este pais: o no son mexicanas o no son de mi generacion. De cuya ecuacion se infiere: si no te gusta la poesia de las escritoras mexicanas recientes (y a mi parte de ese corpus me gusta, aunque confieso que ninguna me parece tan buena como Coral, por ejemplo, y tampoco me gustan tanto como muchas poetas cubanas y brasilenhas de la misma promocion) significa que eres misogino; aunque te guste (y te ocupes por escrito de) la obra de otras escritoras.
Supongo que eso me vuelve sexista-malinchista, antinacionalgeneracionalista, o algun otro complejo concepto sociologico que explique mi pecado: me interesa mas el arte que las cuotas sociales; prefiero equivocarme a ser hipocrita.
En todo caso, agradezco las acusaciones: no hay nada mas triste para un escritor que resultar inofensivo.
Saludos,
J.
Estoy en una mac que no pone acentos,
un saludo Julian bueno saber y haber tenido la experiencia de escucharte y conocerte en la UDC.
Aca estamos para poder hacer algo juntos, y pues cuasipaisanos, porque yo soy de torreon, ya con doce anos (tampoco pone egnes) buene. de volada me encontre con estos textos y les daremos unas leidas bien cachetonas.
Saludos desde Tijuana, y si te quieres sentir mas en confianza desde la Cahuila, calle sonrojadora.
Nos vemos.
con respecto al primer poema, y es pregunta honesta:
¿de qué sí
se debe uno enamorar?
Julián, sólo una cosita: Me encanta tu perro!!!!!
comentario dejado por Anónimo con fecha de 10/12/07
Julián, felicidades por el éxito, aún cuando ya sabemos que estás acostumbrado a vivir a mansalva entre las pedradas, enhorabuena carnal, si el río suena es que agua lleva. Felicidades también a los poetas Alí Calderón, Rodrigo Castillo y Francisco Leyva. Los hemos empezado a leer gracias a este blog y se ve mucho talento, aún cuando se pelean. A todos felicidades, neta, da gusto saber que la literatura está viva. Sólo una cosa, saquen a Amaranta Caballero de aquí, caray, tanto que alegan si las antologías, que si éste o aquél poema carece de método, le pasan revista y escrutinio tremendo a un poema de Julián o de Leyva y se maltratan cuando por Dios, esta morra escribe espantoso. Cualquier alumno de letras puede darse cuenta que lo único que escribe son puras confusiones semánticas, plagadas de oximorones y cacofonías.
Apreciable, respetable y (aparentemente) eruditìsimo Julian Herbert
Me permito, a través de estos medios tan bastardos, saludarte, frente a la mirada del administrador y los mordaces.
Te cuento:
Alguna vez encontré, en una agitada oficina de la redacciòn de un rotativo en Colima, el tan bien condimentado Kubla Khan. Lo leì de a poco, entre el desmadrito que se cargaban los formadores y la diagramadora, que han de ser verduleros transmutados en ejecutantes del oficio editorial màs vulgar, que es la bendita prensa. Nadie reclamò el libro durante toda la tarde, y entre correcciones burdas y rascaduras de cuero cabelludo lo guardé en mi mochila, sin discreciòn ni remordimientos.
Meses màs tarde, solo en casa, dos horas después de haber ingerido una considerable cantidad de psilocybes, leì la totalidad en tus poemas, escribì insultos y obscenidades sobre tus propios versos, como si yo lo hubiera escrito dediqué el libro a una mujer tonta que nunca tuvo nada que ver conmigo, y luego, horas màs tarde, Kubla Khan comenzò a arder bajo la flama de un encendedor que nunca supo fallar.
El fuego, hermano, devorò tus lìneas y las mìas, escupiendo una columnilla de humo apenas abortiva.
Debes saber que ahora, tus poemas me resurgen de cenizas.
No sé en qué parte poner este comentario, tal vez en una botella al lado de los peces que no tengo o alrededor de una fogata, pero creo que la pelea, sea luchística, poética, amorosa, tormentosa, gachupina, es la continuadora de la plática. Al menos yo no puedo separar el chiste que es mi existencia del ejercicio de la plática, ahí se permite todo, es un género literario que salta hasta la fregada. La plática, la pelea, para mí, no busca lo trascendentre, sino el disfrute del último cacho de sandwich que nos queda o del café que aún sobrevive en su taza, su prolongación de sus efectos. Pelear, ver pelear, ya es poesía.La neta-neta son las pistolas, bala contra bala, desastre, metal machucado, son las pistolas ellas mismas.
Escribo esto por las ya conocidas escenificaciones del Leyva y del Herbert en el campo de la lucha. Saludachos al julián y a quienquiera que me los acepte.
Ja ja ja, medio kilo de carne. Ese Julián, ¡han de ser como cien gramos, y en vez de carne ha de ser puro queso de puerco, bróder! Estos mexicanos, luego luego dándola a desear… en fin, ¿eres poeta o stripper? Feliz encuentro de todas formas. Lo mismo que los poemas de Víctor Cabrera, breves pero de mucho amperaje. Otra cosa: al que opinó que saquen de aquí a Amaranta Caballero le digo No, déjenla ahí. Es justo que la gente se dé cuenta de que amén de los poemas de Julián, Leyva, Hernán, y una docena de poetas que han batallado harto con la palabra (empezando por las de los diccionarios) para hacerse, con método o sin él, de una poética particular, hay también ciertas personas que han hecho del escribir un ejercicio demasiado fácil; que se muestran no sólo conformes sino incluso plenos con tanta incapacidad gramatical. Gente dispuesta a aceptar como imprescindibles valores de dudosa y/o nula calidad bajo la forma de dizque poema. Porque si bien vemos aquí hay casos donde la poesía está viva; hay otros en que la poesía ya nació jubilada como en el caso de Amaranta Caballero. Una ¿poética? preocupada pues en ascender las deficiencias (incluso ortográficas) a recurso estilístico. De bajar el poema a nivel de un informe de la Procu. Díganme si no, esto también es notable.
Enhorabuena a los demás poetas, invita a la lectura. Un estupendo este sitio.
Julián, me han llamado la atención muchos de tus comentarios en el blog.Con algunos estoy de acuerdo y con otros difiero; sin embargo pienso que tus perspectivas críticas son interesantes. Me gustaría, de ser posible, mostrarte algunos de mis poemas y conocer tu opinión al respecto.
Sin otro particular, agradezco antemano la atención a este mensaje.
Un abrazo Julián.
Respondiendo a algunos compas:
1.- ¿De qué sí se debe uno enamorar?... No tengo la menor idea. Digo, en mi caso de Mónica, que es la chava más chida del planeta. Y de Maruca (Maruca es mi perra, yo le paso los saludos; si la conocieras en vivo te encantaría todavía más).
2.- El Josué: gracias por el trip virtual. Gracias por el graffiti y por el fuego. Un abrazo de carnales.
3.- De los pleitos, yo coincido con Rodrigo: mejor pelearse cordialmente que mantener las cosas como están. Y reitero: habrá jiribilla y tantita violencia, pero nunca desprecio y menos odio. En Puebla, hace poquito, saludé de pasada a Alí Calderón. Me regaló dos ejemplares de su antología. Eso no cambia mis ideas (ni las suyas). Pero un poco de soltura no le hace daño a nadie.
3.- ¿Stripper? ¿Con este cuerpo de galleta de animalitos? Nooo. El kilo de carne al que me refiero es genérico, y en todo caso está más bien en los cuerpos femeninos. Pero se agradece el misreading: al fin y al cabo soy mentiroso (como buen mexicano. Gracias por los comentarios y el (siempre bienvenido) sentido del humor. Hartos abrazos.
4.- Para Avelino (y para todos los compas) publico de nuevo mi mail: trespatines500@hotmail.com
Saludos afectuosos a la banda,
J.
pd. Tijuanaaa. Tengo la estrella de la sexta en mi corazón. Abrazos para todos los carnales, especialmente para mi comadre Amaranta Caballero.
Julián,
¿Dónde diablos consigo "Cocaína: Manual del Usuario"?
Un abrazo desde Monclova,
Chapa.
Que divertido... No mamen, ¿por qué después de pasarse sus e-mails siguen lidiando acá?... Tu trabajo no sé si es bueno Julián, me gusta; tu banda también (Las madrastras)... Ya los oigo: "¡Ay, ay, el güey al que le gusta o no le gusta!" Pues sí, pendejos. No aspiro a competir con nadie; si no me gusta, lo cierro; si no me gusta, le apago, o lo cambio... Qué hueva darse tanto tiempo para cuadrar algo en una corriente u otra, en una interpretación u otra.(Aquí otro pendejo va a decir, o a pensar, o a teclear: "Corrientes son interpretaciones, amigo.") (Genial el que sacó a Eco a colación, Coseriu y toda la cosa lingüística de primer semestre de Hispánicas, súper.) Conozco cachos de tu "Manual..." y me gustó mucho, ahora voy a tratar de conseguirlo con el distribuidor en México (Urano, ¿no?, por ai respondo la pregunta del post anterior. (El Péndulo o Gandhi, por encargo.)) Bien, Julián: te falta mucho por dar, es lo mejor... Saludo especial al Rodri, que mueve toda esta maquinaria.
Que divertido... No mamen, ¿por qué después de pasarse sus e-mails siguen lidiando acá?... Tu trabajo no sé si es bueno Julián, me gusta; tu banda también (Las madrastras)... Ya los oigo: "Ay, ay, el güey al que le gusta o no le gusta." Pues sí, pendejos. No aspiro a competir con nadie; si no me gusta, lo cierro; si no me gusta, le apago, o lo cambio... Qué hueva darse tanto tiempo para cuadrar algo en una corriente u otra, en una interpretación u otra.(Aquí otro pendejo va a decir, o a pensar, o a teclear: "Corrientes son interpretaciones, amigo.") (Genial el que sacó a Eco a colación, Coseriu y toda la cosa lingüística de primer semestre de Hispánicas, súper.)... Conozco cachos de tu "Manual..." y me gustó mucho, ahora voy a tratar de conseguirlo con el distribuidor en México (Urano, ¿no?)... Bien, Julián: te falta mucho por dar, es lo mejor... Saludo especial al Rodri, que mueve toda esta maquinaria, como Sísifo ejemplar.
DE JULIÁN HERBERT (ya no entendí qué se supone que debo hacer para firmar con mi nombre como blogger; como Rog le dijo a Riggs: I´m too old for this shit)
Ese Chapa, un abrazo. El cocaína lo distribuye Urano, sí, pero Sanborn´s no aceptó ponerlo en venta por el título, así que es medio difícil de conseguir fuera del df. Además creo que está un poco caro. Lo más probable es que a fin de año salga una tercera edición en los Debolsillo de mondadori, y esos compas distribuyen mejor y en ediciones más baratas.
Gonzalo, gracias por el mansaje. Un abrazo.
Y una petición general:
Querido (a) amigo (a),
las madrastras, rock funklórico desde Saltillo Coahuila, solicitamos tu ayuda para la difusión de nuestra obra. Mediante cualquiera de estos sencillos pasos que no te robarán más que unos minutos:
1.- Visita www.myspace.com/madrastras
(te recomendamos especialmente la versión de estudio de la rola “Huracán”)
2.- Corta, pega y reenvía este mensaje a tus contactos de mail. No tenemos fines de lucro: nos interesa regalar nuestra música. Pretendemos duplicar el número de visitas a nuestra página web en el transcurso de los tres próximos meses.
3.- Si te interesa adquirir el disco de la banda (que es una producción independiente y no cuenta con circuitos de distribución comercial) envíanos un mail a barquillodelimon@hotmail.com y/o trespatines500@hotmail.com
Te lo haremos llegar cobrando solamente los gastos de envío (cincuenta pesos). Una vez hecho el contacto, te daremos datos acerca del depósito (que tendrías que hacer sólo después de haber recibido la obra).
4.- Si eres promotor de actividades artísticas (o conoces a alguno) nos interesa ofrecerte nuestro proyecto. Nuestros costos por función (transporte, hospedaje, alimentación, sonido) pueden ajustarse a cualquier presupuesto razonable.
Gracias de antemano por leer este mensaje. Ojalá te animes a ayudarnos a difundir el trabajo de este colectivo de artistas mexicanos, provincianos e independientes.
Un abrazo,
Julián Herbert / Héctor García
Oye compa ¿podrías publicar aquí el texto que escribiste sobre la antología de calderón? por estos lares nomás no se consigue Crítica y no hay manera de leerlo. Va.
Carnal,
creo que no puedo publicar el texto acá por tres razones: es demasiado largo; creo que sería incosecuente con algo que yo he dicho respecto a que en estas entradas es más productivo recurrir al diálogo que al monólogo, y que estos espacios son ideales para la discusión al botepronto pero no para el desarrollo de aparatos críticos y fundamentos teóricos (que están bien para las revistas, pero aquí corren el riesgo de acabar siendo pedantes); y mi discusión con Alí Calderón en este medio ya terminó: si de lo que se trata es de precisión teórica, prefiero demostrarla en los medios idóneos.
Ahora, un fragmento grande del texto (más o menos la mitad) aparece en www.criticabuap.blogspot.com, en las entradas de febrero 2008, bajo el título "Nuevo capítulo antológico". Y si quieres el texto íntegro te lo mando: nomás envíame tú un mail a mi correo (trespatines500@hotmail.com) diciéndome una dirección electrónica cualquiera donde puedas recibirlo.
un abrazo,
J.
Sólo me gustaría decirte que me gusta mucho cómo escribes y que es curioso, pero antes de leerte estaba un poco falta de inspiración, y tu poema de Mc Donald´s no sé por qué me ha vuelto a motivar. Tiene como yo lo llamo esa especie de hiperrrealismo distorsionado que por cotidiano brilla en los recovecos, y me encanta.
Me alegro mucho, por tanto, de haber encontrado de una forma tan casual tu blog.
Continuaré leyéndote.
Muchas suerte y un saludo
Suzanne
Suzanne, gracias tardías por tu saludo. Por si alguien pasa todavía por aquí, posteo un poema que recién me envió Miguel Gaona y que es del (inencontrable) poeta saltillense Víctor Palomo:
ABRE DRÁCULA
Cuando el amor clave tu corazón a tierra con una estaca.
Cuando la noche toque puerto y no quede a bordo uno solo de tu tripulación.
Cuando la ciudad arda y el aire caliente dé contigo.
Cuando ese aire te proscriba, cuando te proscriba esa ciudad.
Cuando tu país te proscriba
y sea arrancada de tu lado la bandera de la victoria.
Cuando te proscriban los cielos y los mares.
Cuando todo te proscriba.
Abre Drácula.
Abre Drácula.
Cuando la muerte llame insistente a tu puerta,
vestida de ropas de amores brillantes
y abogados tomen tu vestíbulo llenándolo
de requerimientos y actas de divorcio;
cuando te sangren las encías;
cuando enrojezcan tus ojos y se evapore la verdadera razón del sueño
y a tus insomnios acudan las imágenes vivas del mal y la locura.
Cuando no haya paz en tu corazón
y la ira de Dios doble la techumbre de tu casa.
Abre Drácula.
Come de Drácula su corazón en un plato;
escucha la sabiduría inmortal de los condenados.
Abre Drácula
Cuando la vida eterna quiera llevarte.
Cuando la salvación eterna quiera llevarte.
Cuando la Virgen de los Asesinos no escuche tus plegarias.
Cuando veas reducido a cenizas tu plato de lentejas.
Abre Drácula y lee en él la reconciliación del hijo con el padre;
busca el camino de la sangre.
Cuando los débiles se levanten.
Cuando sean derrotados los fuertes
y queden libres de aflicción los perseguidos.
Abre Drácula y pregunta:
¿De qué está hecho el amor?
¿De qué está hecha la vida?
Cuando la idea del más allá venga a ti.
Cuando venga a ti la idea de la salvación.
Cuando la idea de la resurrección venga a ti.
Cuando venga a ti la idea de la reencarnación.
Cuando Lázaro vuelva a levantarse.
Abre Drácula.
Cuando ya no puedas más:
abre Drácula y recapitula,
abre Drácula y mécete,
abre Drácula y recuerda,
abre Drácula y resucita.
Cuando todo te falte.
echa el cerrojo a tu puerta…
y vuelve a Drácula.
Bueno, si de lo que se trata es de dejarnos de frivolidades y darle su lugar primordial a la poesía, y no de hacer un remake de nosotros los pobres, ustedes los ricos y pepe el toro, resolvamos la charla publicando cada quien su poema, a la manera de los viejos huapangueros en las topadas,y a ver qué sale.
Aquí va el mío:
"Poesía ambulante"
Aburrido de que las vacas deban ser divertidas,
de los zafiros en derribo y la frambuesa congelada,
de lo sublime como psicosis con licencia de manejo,
de los concursos de belleza poética,
de los concursos de belleza política,
de Aldebarán y de otros nombres
igualmente tendenciosos,
aburrido de pasear (con papelitos en la mano)
por galerías llenas de escombro,
aburrido del gran Mall metafísico,
de la pájara pinta o la pájara pantera,
aburrido de ser hijo de Orfeo
y cantar todo esto en un orfelinato,
aburrido de bajar al infierno de mimbre
en busca de una aguja.
saludos,
J.
.
Julián, qué placer leerte. He recomendado este sitio a los integrantes del Taller Literario de la revista Milenio para que te lean. Yo misma he estado leyendo feliz. Me encanta el pruyecto.
Abrazos
Regina Swain
blog de poesía para vos Julián Herbert
saludos cordiales
http://flimmerline.unblog.fr/
hola julian como estas, soy aparicio, tal vez no te acuerdes de mi, estuve en una de tus lecturas en la udlap, no manches me impresionò la forma de tus poemas eres genial,
un saludo
te deseo lo mejor de lo mejor
visita mi blog ahi esta tu poesia
adios
Muy chingones los poemas. Felicidades!
Carnal, me sorprende la madurez de tus textos. Años sin leerte, desde aquellos días en que se cocinaban los textos del "Nombre de esta Casa". Sigo leyéndote, tú escribe, pero te encanta la retórica y andar de cábula. Un abrazo, cabrón.
Hola, lee lo que apareció en
http://es-es.facebook.com/note.php?note_id=191611462909&comments&ref=mf
Que el fervor por la Poesía nos ayude a saber acercarnos a la muerte, y que su luz haga cada vez más límpido el cielo de nuestra íntima alegría. Ahora, cuando se irrespeta tanto a la Poesía, los poetas que vienen están en el sagrado deber de constituirse en sus sacerdotes. Mediante una actitud poética elevada, entrañable y consciente, se la podrá defender de tanto saltimbanqui, de tanto farsante, de tanto crítico superficial y de tanto personaje que pretende ver la Poesía como una madrastra de sus absurdos caprichos.
Vicente Gerbasi
¡Muy bien julián herbert! Te escribe Delfino Gutiérrez; Te felicito por tus poemas; te escribe un buen amigo de Acapulco, Gro., del Cjn. Benito Juárez ("Jesu"); espero te mantengas en contacto con ella; yo tengo su tel.; salúdame a tu hermano jorge; dame un tel. a donde hablarte para comunicarnos.
Muy buen puesto. Me tropecé con su blog y quería decir que he disfrutado mucho navegando por tu blog. En cualquier caso, voy a ser la suscripción a tu feed, y espero que escribir de nuevo pronto!
Mario como Alí, repiten las mismas fórmulas poéticas y miden la calidad de los versos por su exactitud silábica, no por su contenido, no por su impacto. ¿Para qué hacer poemas que los lectores no entiendan? Para ocultar su pésima factura, quizá. Poemas que metaforizan la realidad de forma tan intrincada que, a veces, ni el mismo poeta está entendiendo lo que quiso decir, como supongo es el caso del 50% de los poemas que ha escrito Mario Bojórquez, sus versos contienen un alto grado de argucia literaria. En el patético caso de Alí Calderón, utiliza tropos de todas las formas posibles: aliteración, sinécdoque, preterición, etc., para matizar, para disfrazar, para ocultar su terrible falta de “logopeia” (capacidades reflexivas del lenguaje poético que concibe a la poesía como instrumento de conocimiento), privilegiando sobre todo la “fenopeia” (función que privilegia la fuerza de las imágenes visuales) para engañar no al lector común, sino al crítico, al más puntual activista del Green Peace literario, la poesía de ambos apela a un “tremendismo anacrónico” copiado burdamente del poeta Eduardo Lizalde. De ingenioso no tiene nada, de plagiarios incendiarios, tiene todo.
Leí en la edición No. 85 de La Tempestad un cuento de Julián Herbert cuyo título desconozco, pues no lo ponen. ¿puedo conseguirlo en archivo electrónico?
Saludos y gracias
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