curaduría autogestionada de poesía mexicana reciente
24 mayo 2007
Arlette Luevano
mencionada por
Avelino Gómez
menciona a
Rodolfo Meza
Sofía Ramírez
Juan Carlos Quiroz
Avelino Gómez
Jaime Loredo
Karla Ortiz
bio-bibliografía
Arlette Luévano (Aguascalientes, Ags., 1976). Estudió la Maestría en Derecho Constitucional y Amparo en la Universidad Iberoamericana. Desde 1997 dirige el suplemento cultural ANANKE.Actualmente es miembro del comité editorial de la revista Parteaguas. Con el libro Casa en ruinas obtuvo el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta 2006.
Poética
O poeta é um fingidor. Finge tão completamente Que chega a fingir que é dor A dor que deveras sente. (Pessoa)
Poemas
(de Casa en ruinas)
En el patio
de cuando en cuando se reúnen nuestros sueños
un castillo
poblado por mi hermana y sus sirenas
mi padre como lluvia púrpura
que moja las heridas de arena
en los senos de mi madre
ella también
un grito desnudo
un girasol en llamas
yo
los rostros que no tuve
igual un faro o un follaje
mi hermano la tempestad
que destroza los frutos
de los árboles que nos circundan
Mas siempre al despertar
con los sueños disipados ante el sol
ocurre que un canto
de olas y eucaliptos
se prende a nuestro cuerpo
y reconocemos nuestra condena
en los ojos del otro
(de Apostillas Negras)
Ya lo sabes hay cera en mis párpados
abismo en mis pupilas
un olor magro a cementerio
así que no vengas
o conocerás de mi suerte de exiliado
Tú
que aún caminas bajo el nombre de tus constelaciones
tienes otro destino
Cubre tus ojos ante este disidente
sigue tu viaje de resolana
hasta que el equinoccio te detenga
no regreses
(Inédito. Poema enterado del silencio de las cosas)
I
Un instante uno
un parpadeo
y sobre mis ojos
la tonalidad de un canto taciturno
una mano que rebasa el aire
una sombra blanca como luna
mis ojos no la buscaban
en mis ojos había pájaros
lluvia
pan
zapatos
en mis ojos ella no existía
ahora la niebla
la sed
la boca abierta
la perplejidad
Sí, hay una mujer
una mujer sobre mis ojos
deteniéndome contra la noche
una mujer
sólo que ay un velo la cubre
inmemorial
lúbrico
Sí, hay una mujer.
Pero es ella misma un silencio
hermano de esto que se calla
o tal vez un reflejo solamente
o tal vez su origen
y el mío
quizá yo un espejo sordo
Pero qué si nunca la hubiera encontrado
un desierto
el olvido
cómo la vida sin ella
cómo encontrar de nuevo mis ojos desnudos
de nuevo el paisaje silvestre
de nuevo el letargo
y la noche como único destino
la noche dulce
con los ojos niños
con el alma retraída
Hoy
sobre mis ojos
una mujer
una promesa
un espejismo impaciente
mi propia vida que estalla
envuelta en una ensoñación
hay una mujer
yo puedo mirarla
y sólo eso
sólo esperar que ella me mire.
II
Extraviado
bajo el mismo horizonte esencial
trozos de un sueño suspendido
me cubren de la llovizna
hasta dónde seguiré mujer sin ti
hasta qué pueblo de fantasmas
qué cadáver seré
en qué cercano momento
cómo hacerte entender
que necesito descansar en ti
de ti
cerrar mis ojos
encallarlos
7 comentarios:
Hola Arlette, ya tienes entrada para "postear". saludos¡
Gracias por todo
Voz inigualable, nadie me pone tan chinita la piel cuando lee sus poemas... es única, auténtica, danielistica jiji
Buen día Arlette, quiero decir que tu poesía me agrada, la verdad me gustaría mucho ller tu poemario. Saludos
Me gustó mucho tu poesía. saludos
toda una maravilla lo que escribes, llegué por casualidad aqui y estoy encantado. saludos.
Hola Arlette. Tu poesía tiene un singular ritmo en el que alternas versos cortos y largos (“En el patio/de cuando en cuando se reúnen nuestros sueños”). Interesante la imagen “mi padre como lluvia púrpura/que moja las heridas de arena/en los senos de m madre”). Igualmente notable la alternancia de un monosílabo tú con un verso largo en el de Apostillas negras y la imagen “un canto de olas y eucaliptos”. En cuanto a los poemas de Inédito tendría que leerlos con más calma. Supongo que están relacionados con tu arte poética.
Espero leer más de tu poesía un día de estos y espero que sigamos en contacto. Un saludo hasta Aguascalientes si estás ahí o donde sea que te encuentres.
Alexis de Ganges.
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